Por: Alberto Barajas

Iniciamos el año con el estreno de la película CREED II, la cual una vez vuelve a ser protagonizada por Michael B. Jordan y Sylvester Stallone, pero además tenemos el regreso de Dolph Lundgren como el gran IVAN DRAGO.

Luego de que Adonis Creed alcanzara un punto máximo en su carrera, sigue cosechando triunfos, pero ahora deberá enfrentarse al pasado que le arrebato a su padre en una revancha con olor a nostalgia para aquellos que hemos visto la saga de Rocky.

Stallone nos ofrece una segunda entrega de esta nueva saga, donde una vez más busca unir una vieja generación de fans de sus cintas y una nueva, que a pesar de que no hayan visto las anteriores de Rocky, saben o han oído hablar de él.

Y quizás ahí radica un punto en contra, apoyarse en la nostalgia y en viejos personajes, pero además en la repetición de historias. Es como si vieras Rocky 2, 3 y 4 en una sola películas, obviamente teniendo al hijo de Apollo Creed como protagonista.

Y es que a pesar de ello, la película no es aburrida; por el contrario las secuencias de peleas te mantienen sumergido, fuera de que hay momentos que son algo innecesarios.

La música icónica vuelve a aparecer, con algunos arreglos nuevos, pero conservando la esencia. Es una cinta entretenida, pero además te habla ya de un pase de estafeta para la nueva generación que crecerá con Adonis Creed y el legado que va construyendo y ya completamente alejado de la sombra de lo que fue Apollo Creed. Y con esto un digno cierre a Rocky Balboa y a todo lo que construyó Sylvestre Stallone entorno a su personaje, que pese a que es ficticio, ingresó al Salón de la Fama del Boxeo por la divulgación e imagen del deporte.