Por Sergio A. Ubaldo S.
Bajo el mítico sello Joaquín Mortiz, en 1969 se publicó por primera vez «El complot mongol» de Rafael Bernal, una de las obras fundamentales de la novela negra mexicana.
El texto de Bernal, junto a otras piezas literarias relevantes, como la menospreciada «Ensayo de un crimen» (1944) de Rodolfo Usigli, «Los errores» (1964) de José Revueltas, «Lo de antes» (1968) de Luis Spota y «Días de combate» (1976) de Paco Ignacio Taibo II, dieron al género una visión particular y muy nacional.
Gracias a su narrativa ágil y la sólida construcción del personaje central, Filiberto García -un ex militar de marcados claroscuros e inmerso en una dinámica truculenta y sanguinaria-, cuatro décadas después el relato permanece vigente.
En la coda del 2017, Planeta y Fondo de Cultura Económica editaron una nueva versión del texto: una novela gráfica vintage ilustrada por Ricardo Peláez Goycochea y con guión realizado por Luis Humberto Crosthwaite.
La edición gráfica, visualmente atractiva y dotada de claroscuros y texturas rasposas, vislumbra una narrativa ágil la cual rescata la esencia del texto y algunas de las grandes frases del señor García, como aquella de «los memorias son como una cruda, por eso los borrachos se vomitan para no acordarse».
En 1978 El complot mongol tuvo una regular adaptación cinematográfica, realizada por Antonio Eceiza y una segunda versión será estrenada en el 2018 de manos de Sebastián del Amo.
A la vuelta del gran Filiberto García a la pantalla grande, disfruten de esta joyita del arte gráfico.