Por: Uriel Martínez
El verano ha terminado, los Blockbusters dejarán las salas de cine para darle paso a las películas que competirán por el Premio de La Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas y se nota que LA CHICA DEL TREN está hecha para alcanzar este galardón en alguna de sus categorías.
Basada en el Best Seller escrito por Paula Hawkins, el largometraje resulta una mezcla de misterio, suspenso, thriller policiaco y drama que desafortunadamente no logra definirse provocando que los personajes parezcan que están en películas diferentes.
El director Tate Taylor decide contar la historia de la misma forma que está escrito el libro, dando saltos temporales. Esta narrativa funciona muy bien en la novela, pues no se topa con las limitaciones que si tiene un medio audiovisual, así pues resulta confuso haciendo que el espectador pierda el hilo de la historia por cómo es contada la trama y no porque el guión se lo proponga.
La única razón por la cual todo se mantiene unido es el trabajo actoral de Emily Blunt (Rachel) quien da todo de sí, logrando escenas increíbles que te harán mantenerte en duda durante buena parte de la historia. Solamente una buena actriz puede interpretar a alguien con problemas de alcoholismo, lagunas mentales y trastornos psicológicos, pero también llevando a cuestas a sus compañeros de pantalla, recordándote en cada una de sus escenas cual es el verdadero argumento de la cinta.
Los giros en la trama que el guión propone son predecibles, pero recuerda que en este tipo de historias sobre un acontecimiento enigmático, lo interesante no es el desenlace sino como ocurren los hechos.
Aun con sus desaciertos como adaptación, la película tiene varios momentos que captaran tu atención satisfaciendo esa necesidad que tenemos por resolver misterios.
La Chica del Tren podrás verla el 11 de Noviembre en tu cine favorito.