Por: José M. Viniegra/Fotografías: German García (Dilemma)
El sábado 31 de octubre, el genio musical que caracteriza a Human Drama, se presentó en la Ciudad de México. Tras largos años de imaginar imposible su reunión, dan un espectacular concierto en el Circo Volador. Celebra así, Human Drama, treinta años de carrera.
Este sábado, 31 de octubre de 2015, es ya una fecha imborrable para muchas personas amantes de la música más emotiva y profunda: se ha presentado en México la grandiosa banda Human Drama, agrupación que se fundó treinta años atrás, en New Orleans, y que de manera inesperada se anunció como dando uno de sus últimos conciertos hace ya varios años. Aquellos fueron años de nostalgia, largos y pesados para quienes soñábamos con disfrutar en vivo a tan magna agrupación. Y es que no todos tuvimos una oportunidad para estar en sus primeros conciertos en México. Acaso -y claro que muy afortunadamente- estuvimos en alguno de los “toquines” que ofreció el gran Johnny Indovina en varias ocasiones; no obstante, se volvió un asunto casi onírico el poder alguna vez estar con todos ellos, en vivo.
Un día llegaron los rumores que decían que Human Drama podría reunirse de nuevo; pero la realidad era que teníamos, de momento y sin embargo, la dicha de ver a Johnny en sus presentaciones, aunque sin conocer fehacientemente si era aquello de una reunión sólo eso, un rumor. Luego vimos por las calles de México a Johnny y a un grupo de producción videográfica que le acompañó por unos días haciendo un filme. El rumor nuevamente se mostró con esa careta de sombra que no permite dilucidar lo cierto entre lo sólo deseable y nada conciso, antelando que habría un filme en el que, por siete días, transitaría por los rincones de la Ciudad de México para hablar de lo que nuestro país y ciudad significan para él. Al final, la noticia inundó las redes sociales: Human Drama estaría reunido de nuevo en un gran concierto, celebrando treinta años de carrera; en dónde: nada más y nada menos que en el lugar que Johnny ha mencionado como una parte muy importante de su corazón: en México.
El Circo Volador parecía estar a la mitad de su aforo cuando faltaba una hora para iniciar. Pero ya veíamos venir los números reales. Los más afortunados estaban en el frente, en ese breve espacio limitado por unas barras que separan al fan del grupo y el cantante de la banda; los más puntuales pero no tan afortunados estaban en zona general, un punto desde donde aún se podía apreciar a la perfección el escenario. Los menos se “lanzaron” a la parte posterior del Circo, donde están las butacas y así llenamos el lugar. Pero sin importar donde se encontraba uno –y lo constatamos-, el evento se mostraba increíble. Pudimos disfrutar de un concierto de magníficas dimensiones. La banda en conjunto con el staff no dejaron lugar para el error: desde la iluminación, el colorido, el empleo de estrobos y humos, hasta la calidad de un audio sin fallas, fue cuidado con tal esmero que Human Drama se enfocó con holgada libertad a la entrega, a darse al público como seguramente buscaba y necesitaba: con pasión, con el alma, con el corazón en la mano.
Escuchamos, por supuesto, las más grandes y más significativas melodías -por clasificarlas de algún modo-, como: Death of an Angel, Fear, I Could be a Killer, Love´s Way, This Forgotten Love; música de su discografía: Songs of Betrayal, Fourteen Thousand Three Hundred Eighty Four Days Later, The World Inside… entre más. Vimos, también, un videoclip que nos presenta la antesala de lo que será su filme; lo que era rumor tomó un cariz de fuerte y bienvenida realidad: Seven Days in Mexico (Siete Días en México) es un filme que en el año venidero podrá ser presentado y, así, alcanzado por miles de fans de Human Drama.
La banda ha reencontrado camino y han sido geniales con el tiempo personal y necesario que requirió Johnny para reencontrar su amor más fiel por la música. Y es que… quién no ha necesitado un tiempo a la mitad de su carrera, o a la mitad de una relación, a la mitad de una vida para reensayar sus líneas o tomar un respiro. Tras esos días de presentarse en pequeños lugares –también amados por Indovina- como el Café Bizarro o en medio de una calle en el Tianguis Cultural del Chopo para tocar un par de “rolas” o “palomazos” y, por obvias razones, de ponerse en contacto con la gente a un nivel más primigenio (como los inicios de toda banda), al fin reencuentra que el amor por la música los mueve como banda, los impulsa y los lleva a estar con la gente en donde más queridos son y se sienten; y eso, señores, se da y se dio una vez más aquí, en nuestro país, en la Ciudad de México.
Human Drama es una banda de culto que vivirá por siempre entre nosotros y -así sea- vivirá por muchas generaciones.