Por: Angélica Camacho
Todos en algún momento de la vida tenemos que hacer cambios radicales o abruptos, algunas veces lo sabemos muy en el fondo desde tiempo atrás pero lo vamos posponiendo, duele dejar de hacer lo que amas pero hay que hacerlo siempre que sea estrictamente necesario.

A mediados de mes de febrero de este 2022, Enrique posponía un show en el Palacio de los Deportes por una faringitis que lo aquejaba. Con todo y los shows que venían aplazándose desde 2020 por la pandemia, sus seguidores comprendieron perfectamente la situación, porque sabemos que a todos nos pasa, además de tener claro que el Aragonés siempre está muy comprometido y entregado a la hora de las presentaciones en vivo.
Días después de ofrecer un concierto en Querétaro, el 27 de febrero por la noche, publicaba un newsletter en que anunciaba los motivos por los que dejaría las presentaciones en vivo, mismo que al leerlo, me recordó un poco a ese comunicado del 2005.

En aquel 2005, yo era muy joven y el hype por el Freak Show era fascinante, además de tener el disco firmado, era añorar que el circo, todo el show y los invitados llegaran a México porque ahorrar a tiempo para ir a España era casi imposible. Mientras todo esto sucedía en lo cotidiano, una noticia sobre Enrique abandonando el escenario desconcertaba y ocasionaba rumores (por lo menos de este lado del charco), posterior lanzaba en su web el comunicado en el que se disolvía nuestro querido Huracán Ambulante y anunciaba su retiro temporal de los escenarios; No fue bueno, pero fue lo mejor.
Dolía saber que las añoranzas juveniles propias y de muchos no se concretarían por lo menos hasta que Enrique lograra estar bien de salud física, mental y espiritual. Los sucesos acontecen y arrasan a su paso con muchas cosas, la vida cambia en un segundo (aunque suene a cliché), y en 2006 Enrique volvía pero no lo hacía en solitario, era junto a un grande (quien más temprano que tarde, ganaría mi admiración) se trataba del Gijonés: Nacho Vegas y del disco El tiempo de las cerezas, que contenía temazos con los que se nutría a ese nihilista que muchos llevamos dentro. Junto a su respectiva gira, El tiempo de las cerezas fue un marcador importante en la carrera de ambos artistas.

El 14 de febrero del 2007, se anunciaba el regreso para una gira de los Héroes Del Silencio ¿Se imaginan lo que sentimos los que nunca los habíamos podido ver en vivo antes de su separación? En México, dos fechas en el Foro Sol del entonces Distrito Federal y otras dos en Monterrey, cumplieron el sueño de muchos y la satisfacción de poder decir “Yo estuve ahí” que no se compara a nada.
“También se preparó para el olvido, para lo siguiente que vendrá, para el dios proveerá”.
No soy prestidigitadora pero me gustaría que en esta ocasión la historia fuese parecida, que regrese cuando esté preparado y con todo ese amor a los shows en vivo que siempre le ha caracterizado. Porque verlo en vivo no se compara, sí, sus discos alimentan muchas emociones y todo eso, pero verlo sobre el escenario, seduciendo apasionadamente a todos en el recinto, no tiene otro igual.
Creo que mi sentir es igual al de algunos más que admiramos al showman, nos duele un tanto pensar en no verle de nuevo sobre el escenario, sin embargo comprendemos que los tiempos son los que son porque las cosas cambian y estaremos esperándole con brazos abiertos y sin cuestionamientos o bien, siguiéndole la pista en lo que esté haciendo.
Ha sido una carrera de 35 años en la que ha cosechado grandes éxitos y momentos, ha sido una buena trayectoria. Merece descanso y estar bien.