Por: José Antonio Torres
Tras unas infortunadas o mejor dicho unas pretenciosas declaraciones por parte del alcalde de Guanajuato, Alejandro Navarro, dónde explicaba que ya había hablado con operadores turísticos para que éstos otorguen descuentos a los visitantes que cuenten con el pasaporte o visa. Guanajuato se puso en el ojo del huracán por ser ahora una ciudad cosmopolita que además ser patrimonio cultural de la humanidad, esta se convertiría en un punto de referencia de elegancia y alto confort turístico.
El hecho continuo porque lo que parecía una verdadera incoherencia por parte de un alcalde estatal, en días anteriores la titular municipal de turismo, Denisse Michelini, señalo que la producción y tiraje de un pequeño libro turístico o “Visa” sería patrocinado por prestadores de servicios y la oficina de Convenciones y Visitantes; por lo tanto, esto ya era una realidad.
Ahora, ¿por qué menciono todo esto? Porque para mí y para muchos más, la música en total expresión de sí misma interpretada por profesionales es un lujo necesario para la existencia del humano. Y el sábado pasado 15 de diciembre se demostró una clara evidencia del lujo al que me refiero con la 1era. Edición del Tecate Bajío y que con ello se dejó claro que ahora Guanajuato junto con toda su presunción ya era capaz de organizar un festival que estuviera a la altura y que pueda ser considerado como referente del tema “grandes festivales de música en México”.
Y como siempre una horda de jóvenes que, motivados por chelas, comida rápida, amor, amigos, soledad, turismo y un nuevo festival de música en aquel estado dónde el equipo esmeralda del León era local, se daban cita desde las 13 horas del sábado para entrar al goze máximo de lo que el Tecate Bajío le había prometido en días anteriores con unos headliners de gran renombre dentro de la escena del “rock” nacional.
Con un sol tan exagerado que quemaba hasta la dermis y hacía que la epidermis gritará como un barro recién exprimido; la primera parte de las presentaciones que estuvieron a cargo de bandas como Mar Abreu, Carmen Acosta, Barco, S7N, LN, Monsieur Perine y el mítico Armando Palomas hacían de las suyas en los escenarios, que eran dos, por cierto: el Tecate y el AT&T.
Si algo hay que destacar además de la excelente organización, el fácil acceso y que habían cumplido con todas las bandas hasta ese momento, era que el sistema cashless en ningún momento (o al menos cuando yo consumí algo) dejó de funcionar.
La compra de chelas (con un precio de $90) alimentos, bebidas, merch y demás se podían adquirir sin ningún problema, claro al final sabemos que este tipo de servicios es el parte aguas para que un festival (y más si es su primera edición) funcione y no haya quejas por parte de los asistentes y se realice sin generar una expectativa negativa el año que viene.
Otro punto a destacar fue la propuesta de instalar un escenario dedicado solamente a la comedia, “Casa Comedy”, el cual funcionó de maravilla con las excelentes presentaciones de Lala Elizarrarás, Coco Celis, Ray Contraras, Fran Hevia pero el que sin duda se llevó la tarde fue Daniel Sosa, quién hizo que esta tarde llena de rock fuera mucho amena.
Ya entrada la noche y con los vientos característicos de León, la segunda etapa de las presentaciones fue encabezadas por el ex vocal de Porter, sí, en el escenario AT&T se presentaba Juan Son que con su tema Siento hizo recordar a más de uno ese sonido tan característico de él y que nos transportaría a los dos miles dónde alcanzo su máxima brillantez como artista.
Con la segunda etapa también se vinieron bandas ya consolidadas como División Minúscula y Los Claxons que tuvieron una excelente presentación rodeada de sus temas más importantes y conocidos y que pusieron a cantar a más de uno. Para que poco después, continuar con Enjambre que para ser sincero nunca los había visto y créanme que su sonido transmite tantas emociones que es muy fácil contagiarse de todos esos fans que se saben de memoria canciones como Hogar Dulce Hogar o Manía Cardiaca por mencionar algunas, además que los colores y texturas presentadas en su show hablan de un excelente trabajo en equipo que no solo contempla la ejecución instrumental sino también la visual.
Si algo hay que destacar es la actitud de los asistentes que se comportaron como se debe, porque a pesar de las inclemencias del clima, no dejaron de aplaudir y de gritar a los cuatro vientos las letras que sus grupos favoritos cantaban con tanta energía para ellos. Y algo que me tocó presenciar pero que no pude tomar, fue un incidente de un supuesto ladrón que quiso robar un celular pero que al final fue capturado por las autoridades correspondientes, esto habla de que el Tecate Bajío cuido hasta el más mínimo detalle tanto en música, alimentos, accesos y seguridad.
Ya con un frío, sí, casi insoportable para que los estamos no acostumbrados a este tipo de clima de provincia, la mítica banda mexicana Caifanes hacia su aparición un poquito después de que DLD se encargarán de tocar sus temas más representativos como es Mi vida, Por Siempre, Todo Cuenta y muchas otras más.
Ya en el escenario y con unas luces azules que envolvían perfectamente a nosotros los espectadores y creaban un tipo de nostalgia “cósmica”, Caifanes demostró porque siguen siendo los jefes de jefes en el contexto musical de rock mexicano. Y no lo digo porque fuera la presentación más concurrida, sino porque temas como La Célula Que Explota, Perdí mi Ojo De Venado, Mátenme Porque Me Muero, Viento y demás himnos, demostraban que esta banda trasgrede generaciones ya que muchos de los que ahí cantaron abarcaban desde los 20 hasta los 40 años, un simple reflejo de lo importante que ha sido la música de Saul, Diego, Alfonso y Sabo (y el ex incómodo Alejandro) para todas estas personas que crecieron con su sonido.
Después del gran recital de Caifanes continuaban las últimas tres bandas que eran: Zoé, Capital Cities y El Gran Silencio. Zoé por su parte ejecuto como ya es costumbre sus canciones más especiales para sus fans, como son: Love, Poli, No Me Destruyas y demás. Para que después en el escenario Tecate, los estadounidenses y conocidos por sonorizar los comerciales de la marca más importante de telefonía celular en nuestro país, hicieran su aparición, así es, me refiero a el dúo llamado Capital Cities que con Safe and Sound y Kangoroo Court regalaron al público mexicano una dotación del estilo indie pop que los caracteriza.
Ya con el cuerpo cansado, una voz afónica y un frío que nunca cedió y te calaba hasta los dientes, los chuntaros de El Gran Silencio cerraban este pequeño pero gran festival que en su primera edición hicieron hasta lo imposible por darle a sus asistentes una grata experiencia que seguramente y confirmados por ellos en el 2019 se viene la segunda edición.
Ahora el Tecate Bajío ya es parte del patrimonio cultural de la ciudad de León en el multifacético Guanajuato.