Por: Jesús Chavarria (@jchavarria_cine)
Cuando uno asiste a un Festival de cine, debe ir preparado para una experiencia que entre otras muchas cosas, implica el recuperar la capacidad de sorprenderse. Eso es al menos lo que hasta ahora, más allá de las altas y bajas en el nivel de programación, el mayor o menor impacto comercial de los invitados o el recorte de presupuesto, conserva el que cada año se realiza en la Ciudad de Guanajuato. Mismo que dicho sea de paso, es uno de los eventos fílmicos a los que que más cariño le tengo, pues fue el primero al que tuve oportunidad de asistir en mi vida. Curiosamente, en su más reciente edición, la numero 19, la sorpresa no vino directamente de la pantalla grande, sino de una instalación digital a través de la cual, con tan solo ponerse unos lentes y una diadema con audífonos, se pudo acceder a un universo artificial detallado, tan inquietante como sorprendente.
Denominada como el cuarto de realidad virtual, fue solo una pequeña probada del cúmulo de posibilidades que este tipo de herramientas tecnológicas podría ofrecer a la hora de ponerse al servicio de la narrativa propia del cine y su capacidad para catapultar la imaginación. Por otro lado, existen múltiples e insólitas historias de ciencia ficción que han abordado el tema. Una de ellas es la película Avalon, dirigida por el legendario Mamoru Oshi –responsable del anime de culto, Ghost in the Shell-, que nos ubica en un futuro decadente, en donde existe un juego de realidad virtual que puede llegar a causar la muerte. Una sofistica pieza producida en los albores de este nuevo siglo, tan desoladora como sugerente y casi poética, sobre la adicción, el hastío y la intrascendencia. Otra referencia que también debe ser mencionada, sobretodo por qué logra conjugar la reflexión con el entretenimiento, además de que actualmente se publica en nuestro país. Se trata de Sword Art Online, manga de Reki Kawahara, cuya trama nos habla de un videojuego que a través de un casco, estimula los sentidos de las personas, que luego terminan atrapados en un universo artificial. La aventura es seductora y tremendamente pop, además de que incluye un interesante discurso acerca del inevitable destino de soledad y violencia, al que parece estar condenada la humanidad, conforme sigue avanzando en la cuestión tecnológica.
Dicho lo anterior, y conectándolo con el punto inicial de este escrito, me queda claro que el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, acertó no sólo al dedicarle un espacio a la realidad virtual –en el cual cualquier cinéfilo que se digne de serlo, debió estar interesado-, sino en dejar que se convirtiera en uno de sus rasgos distintivos. Por otro lado, es curioso que en mi personal caso, luego de probar el ya mencionado Cuarto de Realidad Virtual, vinieran a mi mente Avalon y Sword Art Online, dos conceptos provenientes de Japón, país invitado para la ocasión. Quizás fue solo casualidad, o quizás no, el asunto es que me dio el pretexto ideal para poder escribir un poco sobre ellos y recomendarlos. Gracias GIFF, y nos vemos en el festejo de los veinte años.