Por: Cristhian Chavero López
Como en un juramento de fidelidad conyugal o en la promesa del padre de volver por el hijo, igual que en la palabra que dan tantos millones de varones de no volver a golpear a sus parejas, así, de esa manera, muchos candidatos prometen ser la mejor persona, los más compasivos y progresistas, los más honestos y guapos. Y entonces ¿Por qué debería creerles?
No puedo, no debo, aceptarlos o rechazarlos sin antes hacer una investigación, sin formar un criterio sobre sus personas y su pasado. En una sociedad, más o menos idónea dentro del paradigma burgués, republicano, democrático (no son sinónimos), tendríamos que alejarnos de todo prejuicio y escuchar a cada candidato, conocerlo, entender sus propuestas y cronograma de trabajo.
Pero no, la prensa no suele hacer ese trabajo, las grandes empresas informativas nos venden noticias aisladas, sin contexto, cargadas de ideología y muchas veces sólo son noticias o entrevistas pagadas previamente, con cuestionarios aprendidos de memoria por el candidato o candidata que compró su espacio y que lo reporta en sus gastos como si fuera un comercial. Peña Nieto decía en entrevistas durante su campaña pasada del 2012, que “es como el tequila Don Julio”, que compraba espacios previos a las grandes noticias, qué mentira tan cínica, estaba comprando opinión de Dóriga.
A la hora de creer o no, hay que tomar en cuenta que uno a veces vota por los candidatos, pero el equipo que opera es del partido político, así que no bastan las buenas intenciones de una persona, hay que pensar en sus cercanos y sus huestes, la historia de su organización política y la facción a la que se pertenece.
Ante esas reflexiones suelo pensar que conozco a muchos que militan en algún partido político, que se comprometen con su ideal, que son buenas personas, capaces de gestos de humanidad poco frecuentes en el ciudadano promedio. Panistas dadivosos y desprejuiciados, priistas con entereza moral y sensibilidad social, perredistas con visión a largo plazo y capacidad crítica ante sus líderes.
Pero suelen ser una excepción, la mayoría ve el trabajo político más parecido a un obrero que hoy inyecta plástico para jeringas y mañana para juguetes o chanclas. Para ellos un candidato o candidata es lo mismo.
Cada entidad federativa, región o municipio suele tener sus propios problemas locales y sus propios caciques, algunos pertenecen al ramo de los narcotraficantes, industriales, ganaderos, banqueros, simples políticos o un poco de todo. Los hay de familias rancias que controlan todo desde hace 300 años y también los hay que se apoderaron de todo hace apenas un sexenio.
Todos (la mayoría son hombres a pesar de la ley de equidad), prometerán traer de nuevo la luz, es por eso que hay que ser crítico e involucrarse, incluso si planeamos no votar, porque nos conformamos con no participar y creer que eso ya les hace daño, menos inocencia y más acción directa. Pero sin olvidar que sin teoría no hay praxis, es decir que hay que combinar el conocimiento y la acción.
Me viene a la cabeza un caso en el que sé, de primera mano, de las “bondades” de un candidato, su nombre es Víctor Hugo Lobo. En 2009 era el flamante delegado electo en Gustavo A. Madero. Y la A.C Orden del Císter a la que yo pertenecía como parte del consejo directivo organizó un evento que lleva por nombre Octubre Negro.
Se comprometieron la vieja y nueva administración a pagar a los elencos 70 mil pesos, Víctor Hugo Lobo fue y se tomó la foto en la inauguración como para dar fe de su participación y promoción de la cultura, y para ganar notoriedad por supuesto.
Pero llegado el momento su administración no reconoció la deuda, Zanoni Blanco (parte de la directiva) asumió algunos pagos y quedamos mal los mencionados, además de Ricardo González y Daniel Drack con todos los músicos, artistas plásticos, escénicos y personal de producción.
Varias noticias reportan su relación amorosa con Nora Arias, actual delegada (lea aquí) asimismo de su ascenso político (lea aquí).
Me molesta que esas personas, con ninguna honorabilidad, utilicen dinero público para repetir “¡SiGAMos avanzando! Lo mejor está por venir.” ¿Lo mejor? ¿Y qué hizo entonces durante su gestión?
Me apena que éste personaje del PRD capitalino sea el más probable administrador público de mi delegación de origen, pero me apena mucho más que en otras partes de la república, el destino sean los narcopresidentes municipales, narcodiputados de este y otros partidos políticos. Seres aberrantes que, de conocer más de cerca, pondrían en riesgo tu vida.
No le creo, a la mayoría de los rufianes y ladronas que se postulan. Como no debería creerle cualquier mujer a su marido la mentira de que va a cambiar, sólo así, por “el amor tan fuerte que se tienen”. La gente no cambia porque sí, cambia cuando hace algo para lograrlo, lo intenta y el intento no basta, algunos fracasan estrepitosamente. No te creo Lobo.
Y muchos de los que pretenden representarnos, que desean ser la voz del pueblo en una cámara, no saben lo que queremos, no son buenos servidores públicos, es más, varios son delincuentes con las manos llenas de dinero robado, de sangre, de mierda.
Si vas a votar, sería conveniente que averiguaras quién será tu representante, que también será tu opositor. Si no vas a votar, de todas maneras participa, haz algo para que las cosas cambien al nivel que quieras, por ejemplo: deja de violentar a los que te rodean y pon límites a los que amas.
O tal vez, otros, deberían dejar de creerte.
Desde hace algunos meses soy lectora de tu columna y me es tan grato encontrar un espacio en el que se ejerce la opinión crítica,en el cuál no se habla mal de uno para hacer quedar bien a otro y en el que,además,se resalta de manera constante el papel del ciudadano en esta sociedad,donde se nos exhorta a no ser unos agachones ,ni unos criticones o indiferentes de brazos cruzados.
Maravilloso trabajo! Éxito y saludos!
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