Por: Diana Sánchez
Fotografías: Liliana Estrada / OCESA
Cuatro años y una pandemia mundial tuvieron que pasar, para que uno de los reencuentros más esperados se volviera a dar entre una banda y sus fans.
El viaje de los catalanes Love of Lesbian, pisó de nueva cuenta tierras mexicanas en una de las giras más intensas que han hecho -hasta el momento- en nuestro país. Dos noches irrepetibles en la Ciudad de México: una la del 14 de octubre en el Auditorio Nacional y la noche del 18 de octubre en el Teatro Metropólitan. Fecha que quedará para siempre marcada, pues en 2018 lograrían su primer sold out en el coloso de Reforma y que en este 2022 lograrían hacerlo de nuevo en ambos recintos. Noches que han quedado grabadas en el corazón de ambas partes: público y banda en plena comunión.
Un ambiente de emoción podía percibirse desde las afueras del venue, donde las letras del grupo iluminaban la marquesina y en el que horas antes, ya había fans calentando motores los cuales se iban multiplicando entre gritos de los vendedores de mercancía, que aunque no oficial, de igual forma generaban una alegría en quién miraba y deseaba un recuerdo de esa tarde-noche fría de otoño en la ciudad. Al entrar al vestíbulo, la mercancía oficial se hizo presente y muchas cabezas se veían ir y venir, presumiendo lo adquirido. Las poco más de 3,000 butacas se iban ocupando y el ambiente comenzaba a ser de gran expectación entre los asistentes; lo mismo podías ver a parejas, amigos, familias y almas solitarias que de ahí, saldrían con uno o varios conocidos. ¡La belleza de la música!.

Así entre canciones, el audio local daba las llamadas. Los acordes de Black Hole Sun de Soundgarden serían la antesala de lo que estaba a punto de comenzar. Un poco pasadas las 8:30hrs, las luces se apagaron. Todo era nerviosismo. Entre gritos y aplausos, se vió salir a Dani Ferrer (teclados), Ricky Falkner(bajista), Jordi Roig (guitarrista), Uri Bonet (baterista), Julián Saldarriaga (guitarrista), Marc Clos (percusiones) y Santi Balmes (vocal).
Con los primeros acordes de Viaje Épico hacia la nada (V.E.H.N) -de su último álbum- e imágenes proyectadas en pantallas que hacían un todo, harían estallar las gargantas. Visiblemente emocionados por presentarse una tercera ocasión en el recinto, apareció Bajo el volcánpara seguir con Noches Reversibles, 1999 -una de las más celebradas- que terminó dándonos un guiño con esa bella canción popular mexicana simplemente llamada La llorona a un par de semanas de las festividades por día de muertos, La niña Imantada y Sesenta Memorias Perdidas.
Santi hizo una breve pausa. Comentaba emocionado que la canción que interpretarían, no tenían idea de que sería tan solicitada para ser escuchada en vivo. Inmediatamente dio la bienvenida a El astronauta que vio a Elvis, pieza compuesta para la cinta animada Memorias de un hombre en pijama (Carlos FerFer. 2018) y del que nos llevaría a dejar ir, huir, fluir y caer esos Males Pasajeros que en ocasiones nos golpean bajo dejándonos de manera irreal cual Crisálida en un Cosmos (antisistema solar). Pero no todo apuntaba a que permaneceríamos ahí , pues un Viento de Oeste nos llevaría prontamente a Un día en el parque, donde aquel árbol serviría de inspiración para crear El Mundo, ese que deja de ser absurdo si en medio se están dos.
Nuestro viaje continuaba en Belice, en donde por un momento exclamamos: Houston tenemos un poema del que llegarían los sonidos de una Telecaster para dar paso a Leiva e interpretar junto a la banda Incendios de Nieve. Uno de los momentos más memorables de la noche, pues con gritos y aplausos ensordecedores hacia el madrileño pintaba ser una verdadera afrenta para el Club de fans de John Boy, pero éste saldría airoso ofreciéndonos un breve homenaje a Caifanes con una probadita de Afuera (tema, que fue incluído en su show a distancia allá por el ahora lejano 2020); cuenta saldada, quien no fuese fan de, desde ese momento ya sería uno más.
Él nos dejó con un sabor picoso y para convertirlo en dulce, llamó al escenario a Silvana Estrada quien imprimiría su peculiar voz en Domingo Astromántico, levantando las ovaciones de los presentes con una hipnosis tan que sin darnos cuenta nos cayó más aún La noche Eterna, quien a pesar de no tener los espejos rotos, algunos de nosotros nos partimos en dos. Pero Los irrompibles, nos sacudían con una energía tan positiva e indescriptible, pedían a gritos solo dar un paso más para ser libres. Emociones, euforia, envolvía todo y un breve encore, daba oportunidad para tomar aire, seguir con los ánimos; eso lo creímos hasta que la banda volvió y nos susurró al oído Cuando no me ves.
Santi volvió a bajar las revoluciones con El paso, canción dedicada a México y en la que hizo una emotiva declaración de esperanza. Una que lamentablemente Mario -de los mejores amigos de la banda- no tuvo. Otro de los momentos más memorables y emotivos de todo el concierto. Si bien no fue tan evidente, las lágrimas de algunos comenzaron a rodar, así como la voz entrecortada de Balmes nos tumbó a todos y una ovación de aplausos se fue hasta esas personas que tenemos en vida. El momento exacto de reflexión.
La noche poco a poco se agotaba, cuando llegamos a ese lugar, sí, Allí donde solíamos gritar, en los que las historias contadas de cada uno de los asistentes se hizo presente a través de vídeos, fotos y audios de whatsapp.

Una vez más Love of Lesbian reafirma ser una de las bandas más importantes en nuestro país. Que en cada visita suma a sus viejos lesbianos, caras nuevas, nuevos amigos y mejores experiencias.