Por: Enrique Guerrero
Si tuviéramos que dividir la cinta Luz Negra en tres, solo la segunda parte es buena, pero la primera es mala y la tercera peor.

Llega a las salas de cine Luz Negra, que cuenta la historia de Travis Block, un agente del FBI que se dedica a proteger y “rescatar” a otros agentes, pero todo se complica cuando en una misión se ve envuelto en un complot interno que llega hasta los más altos mandos del país.
La película inicia un tanto lenta, pero sobre todo acartonada, ves de nuevo Taken, otra más de balazos con Liam Nesson, y en ese sentido si se siente que va a estar todo mal, sin embargo, ya cuando la trama avanza y se vuelve un thriller de espías dentro de una conspiración política, ya toma otro rumbo, otro ritmo y obtiene la atención del público.
La audiencia cae en una espiral de intrigas y secretos que le da por descubrir más y más, y aderezadas con secuencias de acción que son divertidas; nada fuera de este mundo, pero cumplen su función, sin saberlo acabas conectando con el personaje protagónico, y con sus nuevos aliados, particularmente de la periodista Mira Jones, interpretada por Emmy Raver-Lampman.
Ya para el tercer acto todo se cae estrepitosamente, vaya no solo fue insatisfactorio, fue inesperado y muy atropellado el final, que hará enojar y posiblemente confundir al espectador de lo malo e incompleto del final, haciendo que empiece mal, continúe bien y termine fatal la película.
Si tu propósito es ver una película de acción, te va a cumplir con lo que esperas ver, pero no ofrece nada más, o más bien, intenta ofrecerte algo más pero te lo arrebata en seguida, sin embargo, un buen rato si vas a pasar como fan del genero, viendo a un actor ya referente al día de hoy, como lo es Liam Neeson.