Por: José M. Viniegra
Así es, nuestros sentidos deben sentir el halago de aquello por lo que pagamos. Los filmes o el cine, deben ser así. Y esta cinta, cuyo título original es I.T., promete ser una de las mejores del año y abre perfectamente la carrera por la cinefilia.
Debemos recalcar, antes de antelar aquello de lo que trata la película, que el manejo de cámaras y de color y luz, es bueno. De esto hemos hablado –y no al azar- en anteriores reportajes de cine.
Sucede que en otros filmes, hemos notado demasiada sombra con el solo fin de introducirnos en una “trama sombría”, o una afortunada y muy oportuna saturación de algún color de la amplia gama de que puede hacer uso la fotografía; como aquella vez en que vimos 300 -la película de los espartanos- cuya trama se maneja de principio a fin conjuntamente con un baño de sepias ambarinos muy apropiados para crear el ambiente que el director deseó.
Bueno; en este caso, sólo donde el ambiente real del filme requería la sombría tarde, había sombra; donde la luz era necesaria, sin saturaciones, ésta estuvo presente; dónde el ambiente era totalmente negro y gozaría de estrobos o luces psicodélicas (tipo antro), lo hubo. Por el lado del color, no se ayudó en absoluto la trama de ello para crear impacto: y es que no lo necesitaba. Eso es asertividad.
Pero algo que me hizo un poco de ruido, no por malo, sino por ser un recurso que se pone en boga, es el sonido o soundtrack del filme. Y es que es con esta y al menos en tres películas que recuerdo, un tipo de sonido muy particular el que está transformando el sonido que impregna y acrecienta las escenas en una película, esta vez. Estoy hablando del tipo de música que escuchamos en Tron Legacy (debido a los maestros de Daft Punk). Ese sonido espacial, que por momentos nos recuerda un poco a Vangelis o a Mike Oldfield (sin afán de decir que es lo mismo). Esto es -debo decir-, sin duda, un acierto y un parte aguas a nivel auditivo en las nuevas películas que vienen impregnadas de nuevas propuestas. Y es que éste es uno de esos filmes que pintan muy bien como lanzamiento y, a la vez, como algo tradicional; sólo esperaría que no se abuse de este recurso auditivo al ponerlo en cada nueva película que nos den para este 2017.
Pese a la crítica colectiva que habla de recursos gastados en la trama, digo que ésta es buena. La última palabra la tiene el espectador, como siempre. Y seamos consistentes en esto: ¿acaso no sería algo gastado sacar películas de vampiros, zombis o arañas, de nuevo? Y sin embargo… ¡se hace! Cuando de diversión se trata, hasta las ferias o parques de diversiones usan los mismos recursos. Claro está: siempre nos sorprenderá algún giro inesperado en el tipo de propuestas; pero no cualquier director arriesga todo al estilo Howard Hughes y sale victorioso del otro lado, con un déficit en la bolsa, sin haber al menos temido que eso pasaría.
La Historia: Mike Regan, quien lanzará un servicio de renta privada de Jets, siente como su vida familiar y su empresa sufren de golpe cuando el Técnico en Informática o I.T., Ed Porter, es contratado, llevado a su casa y luego rechazado cuando pretende amistarse con la hija de Mike. Porter es un sicótico que vaga como todos en la ciudad, en las calles y en el auto, con una genial sonrisa y hasta puede mantener un trabajo; pero que a la sombra del desconocimiento público, espía a ex novias y compañeras de trabajo. Muy pronto, comienza a controlar los aparatos electrónicos y de comunicación de la casa de Regan y, bajo el agua y con un sinfín de puertas informáticas, la empresa completa, al grado de casi dejarlo en quiebra y muerto junto a su familia.