LA PESADA REALIDAD: Ser honesto, no caer en la ignominia

Por: Cristhian Chavero López

CHAVEROA todos nos gustaría que nos tuvieran por honestos y confiables, que nuestra palabra valiera; desafortunadamente no siempre es así. Pasan años antes de que se logre la confianza suficiente para que otras personas tengan seguridad de que cumpliremos nuestra palabra. Eso hace necesaria la firma de contratos, pagarés o letras. Entregar documentos que acrediten nuestra verdadera identidad, o domicilio, teléfono, referencias, comprobantes de solvencia y pagos a tiempo.

Esos documentos nos permiten apelar a la ley si no se logran o no se da lo prometido, ya sean objetos, cumplimiento de pagos o servicios.

El gobierno mexicano cuenta con una dependencia encargada de revisar el trabajo del gobierno, de velar por la fiabilidad de los servidores públicos, es la Secretaría de Función Pública, SFP.

Según su página, la SFP es la que “vigila que los servidores públicos federales se apeguen a la legalidad durante el ejercicio de sus funciones, sanciona a los que no lo hacen así; promueve el cumplimiento de los procesos de control y fiscalización del gobierno federal, de disposiciones legales en diversas materias, dirige y determina la política de compras públicas de la Federación, coordina y realiza auditorías sobre el gasto de recursos federales, coordina procesos de desarrollo administrativo, gobierno digital, opera y encabeza el Servicio Profesional de Carrera, coordina la labor de los órganos internos de control en cada dependencia del gobierno federal y evalúa la gestión de las entidades, también a nivel federal”.

Caray, qué bueno contar con una institución así. Salvo que quien dirige la institución es nombrado por el presidente, es decir que a la SFP le toca revisar las acciones de su jefe. Casi cualquier ciudadano que labore en organizaciones públicas o privadas sabrá que criticar, fiscalizar u observar a los iguales ya es sacarse la rifa del tigre, mucho más si le toca revisar al jefe o al amigo del jefe, peor aún a la esposa del jefe, ahora imaginen a la esposa del patrón de todo.

Para nada intento victimizar a Virgilio Hernández Martínez, de quien ya es sabido que es amigo cercano del secretario de Hacienda, Luis Videgaray, también subalterno directo de Peña y director de la SFP. Mi argumento es este, si se puede dudar del juicio que podamos hacer de nuestros compañeros, más duda habrá de lo que digamos del jefe, aún más si se trata del presidente. O estás dispuesto a entrar al aro o ni te metes y les pides al presidente unas plazas de aviador, seguro podrá dártelas.

Es tan ridículo el caso en el que un funcionario anuncia que él no encontró pruebas que culpen a su jefe, que citaré una nota del Deforma, ya saben, ese medio que hace noticias de mentiras para satirizar la realidad por lo absurda que puede llegar a ser y que además es la pesadilla de mucha gente que puede llegar a dar por buena la nota, es hilarante lo que dice.

Alejándonos de la broma de ese medio, los hechos son que Peña le dio contratos a una empresa siendo gobernador del Estado de México y también siendo presidente. Esa empresa ha beneficiado con casas a Angélica Rivera, a Luis Videgaray y a Enrique Peña Nieto. Aunque fueran puros tratos hechos de buena voluntad quiero ver al ingenuo que les cree… Sí los hay, es más son como 10 millones de mexicanos y votan por el PRI aunque no les pagan, a los otros 5 sí les pagan por hacer eso.

El chisme es que Televisa dice que a Angélica Rivera la liquidaron con la casa Blanca, una que cuesta unos 88 millones de pesos. Recuerden el video de la estrella de Televisa. Por ricos que puedan ser algunos cantantes de la empresa televisora, no los liquidan y menos con esas sumas. No me parece lo más serio, pero revisen la respuesta de Thalia (otra de esas protagonistas de telenovelas), esa declaración es, cuando menos, razonable (Video 2).

Sí, alguien va a decir que hacer crítica del presidente es tirar a lo seguro como periodista, porque todos estarán de acuerdo, pero insisto, no todos coincidirán conmigo y no por obvio hay que dejar de señalarlo, es una cochinada, es corrupto y eso trae consecuencias negativas al país, particularmente al erario público. Me explicaré.

Pagamos una institución que cuida que no haya una corrupción a nivel de ventanillas en toda acción del gobierno, como la que vivíamos en los años ochenta del siglo pasado; eso está bien, pero si el presidente puede ser beneficiado con casas a cambio de otorgar contratos multimillonarios, a través de sus subalternos (la defensa de Virgilio es que él no firmó algo, qué babosada) pues entonces sí hay corrupción al más alto nivel.

Hace que uno se pregunte ¿las leyes que su gobierno insiste en llamar reformas serán buenas? ¿Qué le darán las empresas petroleras, bancarias (financiera) o farmacéuticas? Porque eso es más negocio aún.

Entonces ¿Para qué pagamos el sueldo de Virgilio? ¿Para tener una cabeza de turco, un chivo expiatorio? ¿Para qué pagamos esos sueldos? Mejor no roben. No me malinterpreten, la SFP es necesaria, pero independiente de presidencia y transparente, no con un amigo del amigo como director.

Así es la confianza, que uno mismo no siempre logra generar y menos si ponemos a un compadre como nuestro propio policía y le pagamos, es como mentirle a la cara a alguien, hay que tener la cara muy dura y muchos beneficios para caer en tanta ignominia. Eh ahí la pesada realidad, transformar nuestra existencia sin caer en la ignominia de Peña, Rivera, Videgaray, Osorio, Grupo Higa o Virgilio Hernández, yo no quiero ser otro Virgilio, un ejemplo de la total ignominia.

 

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