Por: José Viniegra.
El Museo Rufino Tamayo, localizado en el Bosque de Chapultepec, ha servido y sigue sirviendo como un espacio de conexión para el ser con su forma más pura y eficaz de comunicación el arte.
Esta vez tuvimos la oportunidad de visitar una exposición de la artista Rita McBride, nacida en 1960 en Iowa, EEUU, y quien a través de su vocación escultora nos presenta una más de las posibilidades que encierra el arte en su maleabilidad y su elasticidad. Y no sólo del arte, sino de la idea, la creatividad y la capacidad de comunicación.
La exposición, TRANSACCIÓN PUBLICA, nos invita a encontrarnos con nuestra urbanidad en una forma a la vez sólida y a la vez intangible, ya que podemos ver en el trabajo de McBride plasmadas formas cotidianas, como: automóviles, tuberías, conductos, gavetas, videojuegos, bancas, columnas arquitectónicas e incluso plantas o edificios miniatura, abordadas desde la sinestesia de su propia concepción, donde la forma no está sujeta al material que normalmente la antecede ni los materiales –a su vez- están ni por poco sujetos a las formas a las que normalmente acompañan: lo que sería un tubo galvanizado, pierde coordinación al ser un tubo ornamental de mica; un tragaluz que normalmente estaría hecho de un material vítreo o plástico, se encuentra modelado con metal puro.
No obstante lo anterior, en cada obra escultórica podemos anticipar la utilidad que encierra ya de por sí un concepto visual que evoca una idea preconcebida en nuestra mente, debido a esa familiaridad que todos tenemos con respecto a ciertas estructuras que nos rodean día a día en las calles, en las oficinas o en los lugares en que trabajamos, incluso en la propia vivienda; pero siempre en esta ciudad.
El recorrido es breve, como algunos de los que suelen haber en el Museo Rufino Tamayo; pero resulta muy enriquecedor este encuentro que surge entre la forma concreta y nuestra conceptualización de las formas y los usos de esas formas. Adicionalmente a ello, es de sumo interés reconocer la influencia que tuvo la arquitectura y el diseño, ambos como disciplinas de la construcción y/o la producción en masa, con el arte escultórico que normalmente se muestra más ajeno a razones inmobiliarias, puesto que la obra de Rita va más allá de la representación de un plano de construcción o un diseño por computadora, y aún más allá del carácter meramente estético de la escultura como objeto. Es una fusión que logra conmover algo familiar en el espectador.
Supimos en la misma exposición que la artista se mueve, de una manera más bien dinámica y no dogmática, bajo la influencia de otras personalidades, como Rosalind Krauss, quien explica que “un termino cultural puede extenderse para incluir casi cualquier cosa” (Sculpture of the Expanded Field, 1979), así como de Le Corbusier, quien dice que: “Equipar… es clasificar los diversos elementos necesarios para el funcionamiento doméstico” (Obra Completa, 1971). Se aborda indirectamente el tema como la construcción en masa y el fin meramente industrial- económico. No obstante, trasgrediendo ambas ideas con sus obras y su trabajo.
Los materiales de los cuales hecha mano la artista van desde la lámina de acero o aluminio, hasta el acrílico y la madera, siendo uno de sus diseños más representativos un gran auto de proporciones reales que nos recibe al entrar a la primera sección de la sala, formado de ratán, un material natural y artesanal atado con fibras igualmente naturales.
Este diseño está basado en una representación holográfica o de diseño computacional hecha con programas como CAD/CAM. Siguiendo este ejemplo, sus demás piezas rompen el aparente silencio que se da entre lo meramente utilitario y lo meramente ornamental, y trasciende a lo comunicativo que puede haber en la fusión de ambas partes, recordándonos –quizá, así- que la belleza o la apreciación estética van dentro de nosotros; a fin de cuentas: “todo depende del cristal con que se mire”.
La exposición estará disponible hasta el 13 de abril de 2014 en el Museo Rufino Tamayo, ubicado en Paseo de la Reforma 51, Bosque de Chapultepec, esquina con Gandhi, en México D.F. El horario es de 10:00 a 18:00 hrs. El costo es de diecinueve pesos, público general y entrada libre para maestros, alumnos y adultos mayores presentando la debida acreditación mediante su credencial. Los domingos la entrada es gratuita.