Por: Julio Bravo/Fotografías: Eduardo Blas
Tal vez cifrando con agudeza el ojo y la mente, una asimilación más entera, puede ir desvencijando las señales del ayer. Aquí, sobre el precipicio a construir: lenguaje y calle son lo mismo. Menciono palabra y ciudad es unidad. Para 1950 cuando el cine mexicano pretendía que, el mundo descubriera nuestro país. Las únicas representaciones potenciaban como héroe al charro, hacendados ricos de pueblo, guerrilleros y campesinos. El cineasta Luis Buñuel fractura ese esquema patrio, mientras propone encarnizar las enfermedades de la urbe. El barrio marginado, su gente pobre, se plasman y todo es un cumulo de verdades crudas, así denigrados y soltados en regiones alejadas de los edificios, autopistas. Los olvidados –título de la película- desarrollan su propio eslogan, sus propias leyes… viven intentando salir de la catástrofe urbana. Pero quién le diría hoy a Buñuel, que algunas cosas han cambiado, por lo menos existen más luces en el barrio.
Este siete de junio el José Cuervo salón recibió a los hijos de la calle, artistas todos ellos de la rima en castellano. Sus comienzos parecen una cinta que retrata la tragedia gestada en la metrópoli. Sueños de concreto y libertad de suelo, la cultura Hip Hop levanta la cabeza de aquellos jóvenes firmes y entendidos, de los que prefieren cambiar su situación. El cartel del concierto mostró sin dudas la grandeza del rap, estas personas de ropas anchas y cabeza rapada, con fisonomías de chicos problemáticos tumban la fachada del rapero malo. A cambio, dejan ver los niveles de su cultura callejera, existen verdaderos poetas, bailarines, creadores de música, artistas visuales. El viejo pensamiento queda fuera y el rap tiene más vínculos con la música y el arte.
El inicio de la fiesta rimada, quedo en manos de los mexicanos, el primero en entrar fue Circo la Nación gente bien armada de palabra de Atizapán, sus integrantes crean una identidad, letras que ensanchan el orgullo de ser mexicano. Sepulturero aparece en escena, fue integrante de la Vieja Guardia uno de los colectivos más viejos del rap nacional, deja al público ganas de más. Para cerrar la participación del rap de casa, llegó la banda de Bastón originarios de Baja California envuelven en humo su participación, los noventas supieron su nombre y para estas fechas ya disponen de trabajos con gente como Willy Rodríguez de Cultura Profética.
Entrando al plato fuerte, España con sus bloques, caen como bombas en la tarima del Cuervo. Y así como tenemos aquí en México un C-Kan que genera su luz propia, parece que en la madre patria Víctor Rutty es otra luz de sus callejas, potencia y buena rima, además de tocar temas en contra de un gobierno nefasto, la vacuidad del ser, se mueve sin vacilación en el terreno del rap. Cuenta con una obra en solitario llamada “Generación perdida”, poco sería decir que la gente detrás de su trabajo, exhibe los nombres de Jefe de la M, Acción Sánchez estos en la producción de las bases y, Morodo, Zatu, Shotta en colaboración de letras. Con esta novedad, se da paso a los cimientos del Hip Hop en Barcelona… Titó, el Santo y Dj Neas regresan, recorriendo el repertorio de sus temas ya históricos. Con la misma fuerza de siempre Zatu y Acción Sánchez establecen su reino, Zona Bruta legendario sello discográfico, impulsa la carrera de SFDK, los fans de José Cuervo corearon canciones clásicas de este dúo sevillano.
La parte final del concierto cambia, hacia una cultura más natural que se hermana con el Hip Hop, el Reggae coincide con el rap, sus similitudes establecen la comunión. Ras Kuko lleva su carrera en solitario, hace tiempo festejo una trayectoria de más de 15 años con Cañaman un grupo de música reggae. Su performance puso acento y como donde debía, aparte de ser cantante es músico, y sin ser alabador, Ras Kuko es un personaje humilde, ofreció por más de dos horas su arte a la banda mexicana. Con su compromiso de rastaman, Morodo concientiza acerca del uso responsable de la mariguana, también orienta a su gente a dejar de creer en un sistema que nos atrapa. Un revolucionario que no usa armas de fuego, aboga por eliminar la maldad del hombre, propicia la paz en esa voz que no sigue ningún parámetro. La fortaleza de la música reggae cierra una noche de vibraciones armónicas.