Por: Saúl Montoro
¡TACONEYELE CÓMO SI TUVIERA 17 AÑOS RAZA!
Un día como hoy, pero del 2003, muere un personaje básico del cine mexicano. Eulalio González «Piporro».

Llega al cine en un papel menor en la película LA MUERTE ENAMORADA (1950) pero no es sino hasta AHÍ VIENE MARTÍN CORONA (1951) de Miguel Zacarías que el público comienza a reconocerlo pese a compartir pantalla con Pedro Infante y el extraordinario Oscar Pulido. De aquí en adelante, Piporro se va erigiendo como un actor natural que impone una identidad en el cine nacional como pocos: El del norteño valentón, pícaro, galante con las mujeres, simpático entre los hombres y dicharachero en cualquier ocasión.
Don Eulalio fue considerado por muchos como un comediante; sin embargo, al profundizar en su filmografía descubrimos que lo suyo era era la tragicomedia. El drama fue un género que le permitía una empatía con el público porque siempre se mostraba como un personaje que encontraba el lado amable, simpático, de filosofía popular para sobrellevarla y en el mejor de los casos, superar las crisis por la que pasaba. Y como uno de los grandes,
Eulalio González «Piporro» dejo un vacío imposible de sustituir. Y aquí les dejo una profunda y sustanciosa reflexión: «Si es la ofensa que me hacéis, por lo mismo que pensáis, contigo ya llevo seis qué me dicen: ¡Pos qué trais!»