UN AMASIJO DE CUERDAS Y TENDONES: DOS RAZONES PARA NO COMPRAR ARTE

Por: José M. Viniegra

1137898No muchas personas se dedican a fomentar un modo de arte: literatura, pintura, grabado, dibujo, música y canto operístico, o similares. La mayoría de ellos SUFREN. ¡Oh, sí! Temo decirlo tan crudo, pero aquél que no sufre para promover su trabajo en el arte está o bien apalancado o miente. Y es que… ¿Qué sufre el artista? Bueno; pues sufre la subvaloración de su trabajo artístico. Sufre el desapego del consumidor sobre el arte. Sufre el desentendimiento del ser humano por aquello que se encuentre fuera del materialismo que nos ahoga. Sufre la ignorancia del comprador potencial o su humana indiferencia. Baste indagar con varios artistas acerca del interés que se presta a su trabajo hoy día para entender cómo les va con ello.

Pero aclaremos ideas: El artista no es un holgazán. Es alguien que se levanta por laExposición-Tejidos-de-la-artista-Paulina-Zych-4 mañana con planes de trabajo para su día. Al menos la mitad de su tiempo es empleado en la creación de un buen cuadro de arte, un buen ensamble de cuerdas y voces, una buena obra de lectura poética o novela, un excelente dibujo o grabado, etc. El que usted pueda o no saber todo el empeño que él o ella imprime en su creación y el tiempo que le lleva esto hasta ver su obra terminada en un nivel que pueda ser medianamente aceptado, no significa que pierda tiempo, lo haga a la carrera o no le eche ganas. Otra parte de su tiempo la usa en crear líneas que ponen en comunicación su trabajo terminado con posibles compradores. Así, se convierte en su propio promotor, vendedor, administrador, jefe, asistente, etc. Es un todólogo. Y es muy posible que a mitad de alguna presentación realizada en un sitio poco artístico apueste por la cordialidad y la consideración de los 17201452_10154287442109147_8988714920702401484_ndemás (además de apreciación del arte, si es que la hay) para ganar su a veces única manutención. Al final, se irá a casa con cuanto usted le haya apoyado: un intercambio por su trabajo arduo o una indiferencia avasallante.

Como ustedes, lectores, simplemente observo, indago y expreso lo encontrado. Así, entonces, he aquí dos simples y sencillos casos del por qué –tal vez- el artista sufre.

La cosa va así: la mayor parte de quienes observan una obra de arte llevan, más allá de las apariencias, las bolsas vacías. ¿Por qué? Pues debido a la opresión económica que vivimos. Como todos, trabajo y conozco paupérrimos y esclavizantes salarios ofrecidos por varias empresas. Esos salarios son (por alguna “misteriosa” razón) sólo para salir del paso y del día a día: pasajes, comida, algo de ropa, calzado y ya. Si hay suerte, medio fin de semana se empleará en el segundo factor del por qué no se compra arte: estos son los “lujitos”.18835137_10154532271579147_46994177_n

Los lujitos son esas cosas ínfimas y triviales que nos llenan el estómago (¡Perdón! El alma) en día de fin de semana: unas papas, unas paletas, una comida en un café de caché o una birria. Digámoslo así: si no se come, no se compra. Las personas han dejado de alimentar el alma. Les ha sido confortante y bastante cómodo negar su existencia misma y ensalzar el materialismo para decir: “no necesito de nada ni de nadie; con un celular y un café famoso y caro con 18945396_10154532271569147_137836471_nchantilly ya la armé”. Estamos acostumbrados a los placeres tetrapack: “agítese un poco y sonría como bobo; sea feliz”.

Con dos razones, cuándo vamos a consumir arte. Ni siquiera, señores, nos valoramos a nosotros mismos como seres, pues somos, según el concepto actual de lo que es vida, un amasijo de cuerdas y tendones come materia. Cómo, entonces, valoraríamos todo lo que no sea solamente material; cómo valoraremos al artista, que, permítanme decirlo, se encuentra muy por encima del nivel de consciencia colectiva. Cómo dar perlas a los cerdos sin que las pisen.

2 Respuestas a “UN AMASIJO DE CUERDAS Y TENDONES: DOS RAZONES PARA NO COMPRAR ARTE

  1. He quedado boquiabierto por la descripción que aquí sucede. No obstante el espíritu por el que me responsabilizo -el «mío», ha sido elevado muy alto. Gracias y poderosas felicitaciones. Un abrazo grande grande grande y que tengan una vida maravillosa. VIVIR ES CREAR.

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