Por: Saúl Montoro

FELIZ 46 ANIVERSARIO

Un día como hoy pero de 1974 se estrena en México (vía la IV Muestra Internacional de Cine) una de las películas más aterradoras de toda la historia del cine mundial: EL EXORCISTA (1973), de William Friedkin.

¿Es necesario decir algo más?

A veces la epístola sale sobrando para dar paso a lo que por naturaleza se define por sí mismo así que seré breve:

Basada en la aún más aterradora novela de William Peter Blatty, el director Friedkin cuenta la historia de una niña poseída por el milenario demonio Pazuzu.

A partir de esta premisa, el director nos presenta una serie de argumentos – por medio de las fortalezas, debilidades y creencias – de sus personajes para enfrentar al demonio desde la perspectiva académica y dogmática buscando entender los motivos y procesos que se llevan a cabo para liberar a la niña de lo que, al final se evidencia como una posesión real dando paso a la estandarización religiosa del momento y que la fé – aplicada como un recurso científicamente intangible pero espiritualmente poderoso – resuelve el embrollo que la ciencia no termina de explicar.

Un duro encontronazo de dos ferrocarriles en un punto muerto es esta película que, más allá de lo que representó como el horror cinematográfico que fue, da argumentos sólidos para ambas partes del abanico humano y que, al final, se resume a una interpretación personal más allá de demonios, curas y científicos.

Y cierro diciendo esto: Es la fecha que aún no puedo verla en soledad.

Es un pendiente de vida que debo «exorcizar» en algún momento antes de morir.