Por: Alberto Barajas

Santiago Mohar es un joven cineasta ávido de aprender. A sus escasos 22 años hizo su opera prima en la escuela de cine Bande à Part de España, aquella se llamaba Dios Nunca Muere, en ella mostraba a una pareja adolescentes que decide huir de casa, sólo para darse cuenta de que la vida es dura y cruel.

Ahora en su nueva película llamada LOS MUERTOS busca repetir la formula de trabajar personajes jóvenes, sólo que de un perfil económico más alto, el resultado es catastrófico.

El filme busca retratar la vida y los excesos de los juniors de la ciudad de México, los cuales muestran un desapego a la vida y una apatía totalmente cínica. Sin embargo, en su ejercicio encontramos numerosos tropiezos que van desde la escritura del guión, donde en ningún momento establece el eje central de la historia y ello hace que camine en una serie de curvas que van a ninguna parte, hasta un manejo nulo de actores, los cuales parecen haber sido sacados de una escuela de actuación de dudosa procedencia y de los que no sabes que esperar de ellos, y en el mejor de los casos es mejor no esperar nada, porque eso te darán en pantalla…NADA.

El trabajo fotográfico no termina de convencer, porque en momentos intenta emular planos contemplativos, aunque no haya nada relevante que contemplar más que una bola de personajes, clicheados infinidades de veces (en telenovelas como Rebelde o en películas como Malaventura, Déficit y hasta en Nosotros Los Nobles), que se encuentran en plena fiesta sin razón alguna. Pero no así en la música, ya que es uno de los aciertos en esta cinta. El score se pasea entre la nostalgia y lo actual, entre lo estridente y lo suave, haciendo que el espectador caiga en una especie de trance extraño que lo haga preguntarse -¿Me salgo de la sala o me quedo y disfruto de forma introspectiva la música?-.

LOS MUERTOS queda en un simple trabajo escolar entre amigos y no logra aspirar a más. Tal parece que películas de este tipo haga cuestionarse a la audiencia si en verdad el cine mexicano está en decadencia total, debido a que cualquiera que tenga una cámara y dinero puede hacer un filme.

Santiago Mohar tendrá mucho en que reflexionar si es que quiere seguir contando historias, esperemos que en un futuro no muy lejano podamos saber más de él, y que al ser ya su segundo trabajo, pueda ser más consiente de lo que quiera mostrar en pantalla, porque el trabajo de producción que muestra en esta es un rotundo desastre, y eso es algo que no puedes maquillar ni con efectos especiales, ni con edición.

La película se estrena este viernes 22  y al ser una producción de perfil muy bajo, sólo contará con cinco copias distribuidas de forma «estratégica», ahora con estos errores y aciertos es su decisión acercarse a este tipo de cine que va a ninguna parte.