Por: Eli “La Panterita” Herrera

Siempre que me preguntaban por qué aguantamos tanta violencia los Mexicanos o hasta cuándo abriremos los ojos, o por qué seguimos haciendo marchas si no sirven para nada; no podía evitar la incomodidad de no tener las palabras adecuadas y responder con algo esperanzador. Escucho paciente los planes y estrategias de muchos, recibo el señalamiento de no hacer suficiente con lo que hago, como si fuera asunto individual y particular lo que estamos padeciendo como sociedad, como humanidad.

La tristeza me envuelve cuando convencidas muchas personas comentan que tenemos al gobierno que merecemos, que somos agachones y huevones, personas sin aspiraciones y mediocres. Las palabras duelen y mucho, también la indiferencia, también el desamparo aprendido. Y, es que nos han sucedido tantas horribles cosas en nuestra historia, que tal parece que vamos saliendo de una situación cuando ya tenemos diez encima, pareciera que por más que hacemos, no hay un “cambio”.

No hemos visto el amanecer, la desvelada lleva siglos. En la historia más reciente cuántos ladrones, cuántos corruptos, cuántos criminales y asesinos, cuántos muertos que por cierto, siempre pone el pueblo, y justamente ahí en los motivos de esas muertes encuentro un poco de posibles respuestas, desafortunadas respuestas porque sucede que para callar las voces que entonan las verdades-realidades es preciso amordazar, es preciso golpear, es preciso matar.

Por eso convencida y profundamente triste reflexiono, si acaso no tuviéramos los ojos abiertos, no tratarían de cerrárnoslos, si no sirvieran las marchas, no habría necesidad de sofocarlas con tanta violencia, si fuéramos huevones, cómo sobreviviríamos ante el saqueo indiscriminado, si acaso la mediocridad fuera nuestra característica principal ¿por qué tenemos una de las mejores Universidades del mundo? Si fuéramos agachones entonces no tendrían por qué asesinar periodistas, activistas, hombres y mujeres que hablan, que retratan y retan a los malos gobernantes que por supuesto y tajante digo NO merecemos.

Amigos de El Alebrije los invito a que digamos siempre, a que denunciemos, a salir y gritar, a no desesperanzarnos, a seguir soñando y luchando. La verdad no se mata asesinando periodistas, ni mujeres, ni estudiantes. Y así, diciendo NO a la violencia saldré al jardín y aullaré con la Luna.