Por: Laura Mónica Rodríguez.

Basada en la novela “THE BOOK THIEF”  de Markus Zusak, (escritor australiano conocido internacionalmente por sus novelas de literatura infantil, siendo esta novela que escribió en el 2005 merecedora a varios premios y convirtiéndose en un bestseller infantil) Nos llega esta estupenda película conla atinada adaptación y magistral dirección de Brian Percival, que a partir de este trabajo promete convertirse en uno de los mejores directores de la cinematografía, ya que su carrera actualmente ha estado orientada mayormente hacia las series de televisión.

En palabras del dramaturgo y actor Aldo Grajeda (alumno y secretario del dramaturgo mexicano Hugo Argüelles, famoso por su humor negro) “A pesar de que la obra original está dirigida al público infantil, en esta visión, Brian Percival, le da el tono y genero de ‘Pieza de realismo Histórico’, con pinceladas de comedia y humor sarcástico, contándonos una historia a través de la existencia de una niña y de la muerte, de esa relación que tenemos todos los seres con ella y en este caso como una musa que empuja a la cultura y las letras como combustible para una existencia que inspira y como el mensaje de la fuerza de las letras ante la crueldad humana te puede llevar a evolucionar y volverte mejor día a día”.

En palabras de un espectador “normal” como su servidora, Laura Rodríguez, me maravilló la habilidad para unir risa y llanto en un mismo momento, el estoicismo inconsciente con que los personajes atraviesan las situaciones trágicas y como la inocencia sobrevive a la maldad porque así lo deciden ellos mismos. La literatura se convierte no sólo en un motor, sino en un mecanismo de transformación para la protagonista y su entorno, en la principal herramienta para analizar su entorno y sobreponerse a el.  La muerte, habla siempre en ese tono libre de sentimentalismos, con esa frialdad pacífica que tiene alguien que lo sabe todo y lo ignora todo, alguien que sólo nos confirma un hecho, tarde o temprano todos vamos a morir, lo importante es cómo vivimos antes de llegar al final.

«La ladrona de libros», cuenta la historia de Liesel Mamminger, una niña de 9 años adoptada por una familia alemana durante la Segunda Guerra Mundial, que tiene que enfrentarse a una realidad dura y cruel. Ayudada por su padre adoptivo, la joven aprende a leer y a descubrir la verdadera humanidad; así mismo con la dureza de su madre adoptiva, aprende a enfrentar al mundo, y, que a veces, no todo es lo que parece. El amor aparece en su vida casi sin darse cuenta, con Rudy, su vecino, un niño de la misma edad que ella y en el que encontramos los hermosos elementos de un Don Quijote y un Don Juan. También vemos a un hombre judío que vive escondido en su sótano y que se convierte en algo más que un maestro. A  través del momento histórico, la película nos cuenta también la parte del sufrimiento del pueblo alemán, la gente atrapada en medio del conflicto, de una manera magistral y sin tintes melodramáticos a los cuales estamos acostumbrados.

Protagonizada por Sophie Nélisse como Liesel, una niña de origen francés que promete convertirse en una excelente joven actriz y que, en palabras de 20th Century Fox, se espera sea la próxima Dakota Fanning.

Como el padre adoptivo, encontramos a Geoffrey Rush, quien da una cátedra de actuación y no me cabe duda de que su interpretación de Hans Hubermann le será merecedor de múltiples nominaciones y premios.

Emily Watson que interpreta a Rosa Hubermann; su trabajo la convierte en un monstruo de la actuación y la sitúa entre las mejores de todos los tiempos.

El guión es de Michael Petroni (Las crónicas de Narnia: La travesía del viajero del alba) y es maravillosamente musicalizada por el maestro John Williams (Tiburón, la guerra de las galaxias, Superman, Indiana Jones, etc).

La película ya está nominada para varios globos de oro y se espera lo esté también para los Oscares. Le auguro muchos premios y Nominaciones, desde mejor director, película, música, vestuario, adaptación, mejor actor, actriz, soporte, en fin, solo esperemos que Hollywood abra los ojos y deje de premiar a sus productos Disney y se den cuenta de un verdadero trabajo artístico.

Como dice la muerte… “Liesel, era de esas personas a las que me hubiera gustado preguntarles ¿Qué se siente estar vivo? Pero al final, no hubo palabras, sólo paz.” Eso es lo que nos regala esta película, la reflexión de dejar de preocuparnos por el final que es lo único que tenemos asegurado y ocuparnos por disfrutar al máximo el camino que falta por recorrer.