Si has ido a más de un festival grande, sabes que los carteles suelen tener algo en común: la mayoría de los nombres son hombres. Durante años, el reclamo ha sido el mismo: ¿dónde están las mujeres?. No porque no existan, sino porque históricamente no se les da el mismo espacio.

Durante años, uno de los reclamos más constantes hacia los grandes festivales ha sido la falta de representación femenina en sus carteles. Basta ver la letra pequeña de cualquier line up: la mayoría de los nombres suelen ser masculinos, y las pocas mujeres que logran colarse terminan siendo “las excepciones”. Pero este 2025, el Corona Capital parece haber escuchado la conversación y decidió mover la aguja, al menos un poco.

En esta edición, el festival reúne 22 artistas solistas y 13 bandas con integrantes o líderes femeninas. No es un giro radical, pero sí una señal de que algo empieza a cambiar. En medio de los grandes nombres de siempre, hay una energía distinta: la de mujeres que no solo ocupan un lugar, sino que están marcando la conversación musical global.

Entre ellas destacan Chapell Roan, Aurora, Aluna, Angie McMahon y Chrissy Chlapecka. Todas distintas, todas con algo que decir.
Chapell Roan, por ejemplo, llega en su mejor momento: su pop queer teatral y sin filtros ha conectado con una generación cansada de los moldes. Aurora, desde Noruega, trae ese sonido místico y emocional que se siente como un respiro entre tanta distorsión.
Aluna, pionera del electro-pop británico, sigue demostrando que la pista de baile también puede ser un espacio político. Angie McMahon y Chrissy Chlapecka, por su parte, representan dos extremos del espectro: la primera desde la introspección y el folk, la segunda desde la ironía y la estética pop exagerada.

Más allá de los nombres, lo interesante está en el contexto. Durante años, la conversación ha girado en torno a los mismos carteles que parecen calcarse unos a otros, y donde las mujeres suelen ocupar el papel de “representantes” de su género, como si fuera una categoría aparte.
No se trata de cumplir una cuota, sino de mostrar otras narrativas.