La noche en que la Ingrata regreso, los 35 años del Café Tacvba

Por: Irving Torres Yllán.

Fotografías: César Villacuña / OCESA.

Cuando sonaron los primeros acordes de La Ingrata el Estadio GNP Seguros entró en una euforia que no dejó a nadie impávido, más de 60 mil personas reventaron sus gargantas con el tema que Café Tacuba había dejado fuera desde el 2019 debido a una polémica por la letra que algunos consideraron sexista y que ahora, Rubén recuperó aludiendo al sentido lúdico de la letra, un momento que quedará en la memoria de todos los que acudieron y que marcaría el punto más alto de una noche de festejos de 35 años de la asociación de Satélite. 

Fotografías: César Villacuña / OCESA.​

Cerca de las 21:15 horas las luces del estadio se apagarían para dar paso a un viaje emocional y musical que llevaría a los asistentes a las distintas etapas del Café Tacvba, una noche que sería marcada por la interpretación de muchos de sus grandes éxitos, así como la interpretación de algunos temas que los fans de corazón agradecerían al no ser los habituales de siempre. Todo arrancaría con el sonido pregrabado de Celebración, la cual pondría el tono de la fiesta que iniciaría con la presentación de la 10, tema de Revés que tendría en el escenario a bailarines haciendo el zapateado, tema que se ligaría a 9, donde Rubén aparecería con el atuendo del jarocho Cosme. El primer tema que cantaría sería María que comenzaría a calentar las gargantas de una noche vendida en su totalidad.

Para que no decayera la emoción llegaría el turno de Las batallas, inspiradas en un libro de José Emilio Pacheco, cuyo final se fusionaría a Rarotonga, una de las historietas populares más importantes de México. A esto seguiría Cómo te extraño y uno de los temas que sólo puede sonar como sonó en la ciudad de México, El Metro, el cual culminaría con una frase que marcaría todo lo que Café Tacvba ha cambiado desde sus inicios a la actualidad cuando Rubén dijo “Yo no uso el metro”. Sonaría El Ciclón en su versión de el segundo unplugged y que para muchos de sus seguidores les haría recordar cuando sonaba esa canción en los conciertos de Ciudad Universitaria y se formaban los grandes círculos de gente bailando y danzando a su letra 53100, Esta vez y Aprovechate seguirían.

En el escenario, con la Banda Los Inútiles presentarían La Muerte Chiquita, a la que seguiría, con Gustavo Santaolalla Olita de Mar (que siempre suena mejor en directo que en su versión de estudio) y Futuro, donde Quique Rangel tomaría la responsabilidad de las vocales. 

Fotografías: César Villacuña / OCESA.​

A esto seguiría El aparato y un apartado para homenajear su segundo unplugged, con temas como Mediodía, El espacio, La locomotora y Volver a comenzar, tema con el que el lugar alcanzaría en ese momento el que era su punto de mayor ebullición, donde la gente con la luz de sus celulares haría una fiesta en gradas y donde el dron haría de eso un espectáculo mucho más impresionante al recorrer sobre ellos y proyectar esas imágenes en las pantallas. 

El primer encore llegaría con Pájaros y una enérgica versión de Las flores, así como con la llegada de uno de los temas más esperados de la noche, Chilanga banda, tema que los habitantes de la ciudad de México sienten como no puede sentirse en otro lado de la República y que como siempre, prende e incita a todos a cantar. Al término de ella y con Los Inútiles de nuevo, se interpretaría El fin de la infancia donde los tacubos se vestirían rindiendo homenaje a Mi Banda El Mexicano. Entonces llegaría el momento de invitar a escenario a Álvaro Henríquez, miembro de Los Tres y con quien interpretaría Déjate caer, la cual intercalaría un fragmento del tema en la versión original y que le regalaría a la audiencia ese baile ya mítico de la agrupación con el plus de tener a Álvaro bailándole a la vez. Llegaría La chica banda con sus bailes a Xipe-Totec y otro cierre momentáneo con El puñal y el corazón, cuya letra sigue siendo imprescindible. 

El pequeño descanso daría pie al set más energético de la noche, No controles (tema original de Olé Olé y popularizado en México por “Flans”) daría paso a un popurrí formado por ¿Qué pasará? en una versión mucho más roquera que la de estudio), La pinta, Pinche Juan y El borrego, tema donde Meme se convierte en una estrella del metal y entrega todo. Al término del mismo, Rubén hablaría de cómo dejaron de tocar el tema que seguiría como una forma de provocar el diálogo, y tras dejar claro que no era una incitación a la violencia (a pesar de que la generación mazapán podría ofenderse, pero sabemos esos se ofenden de todo), arrancó La Ingrata, el cual fue cantando en sus primeras estrofas sólo por los asistentes, quienes darían con ello el mejor momento de todo el evento, antes de que la agrupación reiniciara el tema y lo cantara. 

Fotografías: César Villacuña / OCESA.​

El último encore iniciaría con Encantamiento inútil, el cual sirve como una cubetada de agua fría para calmar los ánimos tras lo enérgico de lo vivido antes, lo que les permitiría entregar el tema más cursi de toda su discografía, la siempre efectiva Eres, a la que seguirá Quiero ver y, el anuncio del cierre con El baile y el salón, tema que a pesar de ser solicitado por grandes sectores durante toda la noche, no logró imprimir una gran fuerza en esta ocasión y, es que hay que dejarlo claro, tras Ingrata ya nada podría subir más.

Así tras 2 horas con 55 minutos de concierto, la noche cerraría con Quique, Joselo, Meme y Rubén, paseándose por el escenario agradeciendo a los asistentes, quienes llenaron a tope el Estadio GNP Seguros, en una noche casi mágica, donde lo único se extraño fue el poder verlos interactuar más entre ellos en el escenario, como una banda y no como músicos cumpliendo la tarea, como parecía ser.

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