Por: AJ Navarro.

Después de haber formado parte de agrupaciones como Microchips, Molotov, Titán, Fobia y Moderatto, hoy Jay de la Cueva se embarca en una nueva aventura como solista. Traidor es una crónica de su carrera, en la que ha tomado decisiones difíciles que, al momento de haber sido hechas, no tenían claridad alguna, pero hoy son parte de una carrera exitosa. A través de la mirada del manager convertido en director de cine, Andy Caballero, este proyecto es una reflexión a través del ojo de este cineasta en ciernes nos mostrará una cara más personal e íntima del artista.
“Es importante involucrarme con el arte siempre, con que dicte la música las cosas. Cuando Andy me empezó a hablar de ciertas cosas dije, bueno, pues va a ser incómodo, no estoy seguro si lo voy a querer ver y fue una catarsis haber estado en este proyecto”, comentó de la Cueva en conferencia posterior a la proyección del documental que, justamente, lo muestra de la forma más pura posible, convirtiendo al traidor en alguien respetable que, como todos, ha tenido un camino lleno de altibajos.
Éste es el segundo largometraje de Andy Caballero, que invitó a Jay a formar parte de otra cinta y de ahí nació la intención de enfrentar al artista contra sí mismo. “Fui a Corrientes, en Argentina, a una cárcel de 1810, que además tenía cuatro meses de haber sido desalojada por los presos, y ahí me tocó filmar en una energía horrible. Andy y yo empezamos a platicar ahí, me dijo, oye, estaría increíble hacer un documental, y le dije, bueno, pues tú haz lo que tú quieras. Y luego me fue mostrando, menos quería ver porque me incomoda demasiado. Y era como una cosa que no sabía si quería liberar, ha sido un ejercicio para mí importante”, confesó el multi-instrumentista.

Una de las ideas más complejas en Traidor era que Jay viera a sus fantasmas mientras Andy, en un acto casi voyeurista, a través de testimonios, material de archivo y sus nuevas rolas, confrontara a de la Cueva para hacerlo arder y renacerá como el fénix, lo cual no fue sencillo. “Me dijo ‘va a haber un cubo donde hay unas proyecciones y queremos ver tu reacción’. No sabía que en ese cubo estaba mi papá hablando de estas cosas, entonces, pues era como muy incómodo y me dejó como varios días echado a andar con emociones, con revivir el pasado, en el cual, como lo comento en la crónica, pues es muy importante para mí el presente y no mirar atrás. Fue duro”, explicó el ahora solista.
A pesar de las dificultades, Caballero con todo y su inexperiencia detrás de la cámara, que se le nota en la edición tanto de sonido como del material grabado, logró en esta crónica de Traidor poner un espejo frente a Jay para que el público lo conozca mejor y él encuentre su propia voz. “Conociendo a Jay, es una persona que es como un camaleón. Por ello sentí que no podía contar esta historia de una manera cronológica o narrativa visualmente. Porque él no lo es. Entonces, si hay algo que me gusta como director es romper. Fue así como decidí inclinarme por el renacer, tirando mitos que había en el ambiente, hasta la parte de las críticas de Moderato, que me parecía mucha valentía de él soportarlas”, afirmó Caballero sobre la decisión narrativa de esta crónica. “El punto era que él viera como no está solo”.
Por ello, a través de los episodios de su vida acompañados de las nuevas canciones que, en su mayoría, le ayudan a contar su propia historia, Jay se convierte ante el ojo de Andy en un ser de luz y sombras. “Hoy día abrazo la oscuridad y la luz, o sea, son dos cosas que hay. Y creo que Andy me engatusó, pero fue lo que sucedió, y que llegue a la pantalla grande, que se pueda contar esto, me hace mucha ilusión”, afirmó el artista. “Hay muchas primeras veces con todo esto, lo que estaba buscando y lo que quería se está manifestando y lo veo tangible, eran nuevas experiencias que no había tenido. Estar en una salallena de gente como mi familia, mi pareja, mi entorno. Soy lo que soy gracias a todos ellos. Este proyecto es un poco como soltar el pasado, abrazar el presente e ir para adelante con la música nueva. No ha sido fácil para mí dejar algo cimentado con las bandas. Han sido transiciones que son incómodas. Me siento muy incómodo, y creo que eso va a ser algo muy positivo a nivel artístico para mi”, agregó Jay.

Traidor entonces trasciende la crónica de una carrera y la visión de un amigo sobre Jay de la Cueva para convertirse en una invitación a conocer más de él, a crear una empatía con lo que ha vivido y así poder comprender de donde viene y porqué es quien es. Más allá de su alter ego, Brian Amadeus, o de aquel bajista que era la fuerza de Microchips, Jay de la Cueva rompe con el dilema de ser traidor al demostrar que, para la filosofía de las bandas, puede que la sea, pero que jamás ha traicionado sus convicciones, sus valores ni su vena artística.
Así, esta crónica de Caballero conecta con la nostalgia desde otros lugares, evitando la caricaturización del artista o la repetición sino que lo plasma a partir de una evolución, de esa constante metamorfosis que ahora, con su CD homónimo como solista, conjunta todo lo que fue con lo que ahora es, un simple artista que concilia su música con la esencia de su propio ser y cuya búsqueda promete llevarlo a más lugares musicalmente hablando. Nada mal para el traidor.
