Por: Enrique Guerrero.
A pesar que se trata de una cinta con estándares de calidad que se esperaban, no termina de ser tan icónica como sus antecesoras.

Llega a las salas de cine Kung Fu Panda 4, que continua la historia de Po, el guerrero dragón, quien en su viaje dentro de las artes marciales, ha llegado el momento de buscar un sucesor, esto en el marco de una nueva amenaza que ha llegado para enfrentarlo.
Es verdad que es la más floja de las cuatro entregas, pero el estándar de calidad lo conserva, y es una cinta ligera y muy divertida para los más pequeños, que quedarán satisfechos por lo que ven en pantalla, ya que Kung Fu Panda 4 es entretenimiento puro.
Las secuencias de acción desde la primera entrega son espectaculares, sin dejar de lado lo infantil y lo gracioso, ofrecen unas coreografías increíbles, muy posiblemente influenciadas en los grandes clásicos del cine de Kung Fu, y su cometido se cumple.
Dreamworks se caracteriza por hacer de sus sagas todo un camino de aprendizaje y evolución de sus personajes, por ejemplo en su otra propiedad, Cómo Entrenar a tu Dragón, el protagonista aunque encuentra una resolución a su conflicto y de cierta manera llega a un punto de estabilidad, para la siguiente entrega su enseñanza no termina y debe afrontar nuevos retos.
Lo que hace a Kung Fu Panda una gran saga es que en cada entrega, Po evoluciona, y aprende algo nuevo que le aporta para ser el guerrero dragón, y siempre está en constante enseñanza, dando así un gran mensaje para los niños, y en esta entrega no es la excepción.
La ausencia de los cinco furiosos se siente, y muchos extrañarán a estos personajes, sin embargo, resolvieron de buena manera su ausencia y no se percibe como una cuestión forzada que a veces llega a pasar.
Respecto a los nuevos personajes, sinceramente es el punto más flojo de esta entrega, el personaje de Zhen, aunque tiene carisma, no acaba de convencer ni llenar la pantalla como lo hacía alguno de los cinco furiosos. Lo mismo ocurre con la antagonista, La Camaleona, no se volverá un villano icónico como lo fue en su momento el propio Tai Lung o Lord Shen.