Por: Angélica Camacho.

Fotografías: Liliana Estrada / OCESA.

La noche del 26 de agosto queda grabada en la memoria de los fans de Lucybell, ya que la agrupación chilena ofreció un concierto inolvidable en el Auditorio BB de la Ciudad de México.

El concierto se dividió en dos bloques distintos que ofrecieron una experiencia musical completa.

El primer bloque, acústico, acompañados con violonchelo, violines, saxofón y trompetas, transportaron a los asistentes a través de los temas que han sido la banda sonora de la vida de sus seguidores durante tres décadas, con emblemáticas canciones como: «Cuando respiro en tu boca», «Hoy soñé» y «A perderse» que resonaron en el recinto.

La historia de Lucybell es una de evolución y transformación. Desde su fundación en 1991, la banda ha experimentado diversos cambios en su alineación y en su estilo musical, lo que les ha permitido mantenerse frescos a lo largo de los años.

El ambiente entre el público fue excepcional, con una energía palpable que trascendió las barreras del escenario. Cada tema fue recibido con una respuesta entusiasta por parte de los asistentes que demostraron su profundo vínculo con la música de Lucybell.

El concierto parecía ser un flujo constante de emociones, golpe tras golpe, sin dar espacio para que el público terminara de asimilar una canción antes de que llegara la siguiente.

Tras el set acústico, llegó el turno del bloque eléctrico, donde temas como «Luces no bélicas», «Sembrando en el mar» y «De sudor y ternura» se sumaron al repertorio. Una vez más, los icónicos acordes de «Cuando respiro en tu boca» resonaron en el recinto, culminando en el último tema de la noche, «Mil caminos», pero en su versión eléctrica.

Ambos bloques fueron recibidos con entusiasmo por el público, y quedó claro que Lucybell supo satisfacer a todos sus seguidores. El concierto se convirtió en un torrente de emociones y de conexión única que se forja en los buenos conciertos.

Este evento fue uno de esos raros conciertos que te deja satisfecho en todos los aspectos. Fue mucho más que un simple espectáculo musical, fue un viaje en el tiempo y en las emociones, la calidad de las interpretaciones, la entrega total en el escenario y la energía positiva compartida entre la banda y el público se fusionaron para crear una experiencia que quedará en la memoria de conciertos para todos los presentes.