Suajes: una mirada intima a los principios de las artes gráficas

Por: Daniel Miranda

El taller de suajes y suajado donde el arte devela una risa socarrona.  

Cada uno de ellos está en una labor especial, cada uno de ellos sabe lo que tienen que hacer; la concentración está presente, aunque pareciera que se disipa entre las risas y la “carrilla” cargada de uno a uno o de uno contra dos o más compañeros; creada con el fin de hacer pasar el tiempo sin que se le note.

De acuerdo con la página de Sociales Originales, el suaje es una plancha de madera que tiene incrustadas unas cuchillas con filo y/o sin filo llamadas plecas, cuya función es cortar y marcar el doblez del material usado para elaborar cajas de casi cualquier producto; las cuales pueden ir desde medicamentos hasta cajas de regalo tamaño extragrande. Por consiguiente, son colocadas en máquinas o prensas de gran tamaño que presionan dicho molde contra el material a fin de cortar y marcar el doblez. Finalmente, en el área de pegado se concluye el proceso mediante una máquina que pega automáticamente las cajas, a fin de solo armarlas manualmente.

Este proceso es llevado a cabo en el Taller “¡ke-suajes!”, cuyo propietario es Carlos García, que, en sociedad con Ricardo, su hermano, tienen por consigna día con día. En los cuales millares de hojas de papel o cartón de todo tipo son cortados y pegados. Sin embargo, durante el proceso hay una cierta magia que, sin decir mucho aparece desde que el cliente hace su pedido; ya sea por correo electrónico o que vaya directamente al local.

La colonia Obrera, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc, representa un total de 160 hectáreas; dentro de la Ciudad de México. Cuyo problema actual es la gentrificación; puesto que, es causa del desplazamiento de muchos residentes con un tiempo considerable de vivir ahí. Tiene en su haber más de mil establecimientos de los cuales al menos 10 mil personas son el alma de su economía y por supuesto de su producción.

Dentro de esos mil establecimientos que resguardan a esas 10 mil personas se encuentran Alan y “Goyo”; cada uno en una máquina de suajado, Gustavo; en la de pagado. trabajadores que acumulan, cada uno en su área, grandes torres de papel o material listo para cortar y pegar. Por otro lado, se encuentra Christian con su banco que en momentos parece estorbarle y en otros un alivio para sus piernas y pies; pues su labor consiste en cortar (calado) la madera conforme a las líneas que sirven para encajar las plecas, mismas que por medio de una impresión pegada a la madera sirven como guía para observar donde es que van los cortes, por lo que puede estar de pie o sentado por largos periodos de tiempo.

En esta colonia, cuyo nombre se debe a la población que ahí reside, la cual en mayoría es del sector proletario. En sus adentros se encuentra la avenida Isabel la Católica, que a lo largo y ancho de su recorrido se concentran los negocios dedicados a las artes gráficas, mismos que dejan observar una paridad casi igual entre los talleres de suajes y suajado con los de impresión y diseños de publicidad. Y en ese recorrido cuando se llega al local de Carlos y Ricardo, el ambiente generado por los trabajadores del taller, sin decirlo, propician varios momentos que lejos de molestar, tienen como propósito hacer más amena la jornada; pues entre chistes referenciado a la personalidad y a los defectos físicos hacen de “Ke- Suajes” un lugar de trabajo bastante peculiar. – “ese wey es un culero”- le dice Alan a Christian no más porque si y enseguida los demás lo secundan, y al final todos se ríen.  Carlos, prefiere mantener pintar su límite: – “anteriormente me llevaba, pero hubo veces en las que no te toman enserio, aunque seas el patrón”.

La mayoría de ellos no cuentan con prestaciones inscritas a alguna dependencia de gobierno, con excepción de Christian, a quien Carlos le otorgó el seguro social por ser su trabajador. Por su parte, Alan y “Goyo”, trabajadores de Ricardo pueden acudir con confianza a su patrón cuando surge alguna emergencia médica, lo mismo pasa con Gustavo, pues su patrón quien también es su papá, lo apoya con esas cuestiones. Además de tener cubierto el aspecto de la salud; los aguinaldos y los días feriados son una adición a las prestación que pueden y están al alcance de las ganancia generadas por el trabajo de todos.

De acuerdo con datos del INEGI 17, 192,938 de personas no tienen acceso a alguna institución de salud, de los cuales hasta el primer trimestre del año en curso se registró que, 13 millones 231 mil 865 personas son trabajadores sin prestaciones laborales. Es decir, que cualquier emergencia médica esos 13 millones de trabajadores están sujetos a la buena voluntad de sus patrones. Lo que podría ser un factor de causa de muchos problemas entre empleados y empleadores o bien crear un vínculo de confianza y tranquilidad. 

“Ke-Suajes” es un taller que en apariencia puede verse muy compactado, sin embargo, cuando se adentra entres sus paredes puede contemplarse como se va haciendo un poco más profundo, en otras palabras, podría calcularse que el ancho acaso será de unos dos metros, quizá un poco más, y la profundidad podría alcanzar de 5 a 10 metros. Entre los cuales la máquina de calado junto con dos de suajado están en el primer bloque, una tercera de suajado rellena el segundo, la máquina de pegado conforma el tercer bloque y finalmente la oficina de Carlos, donde se encuentra una impresora de gran tamaño completa el recorrido del último; el mundo que envuelve a los trabajadores se adorna con su respectivo altar dedicado la virgen de Guadalupe empotrado en lo alto del área de pegado. Una televisión pequeña, de esas antiguas que tienen su caja por atrás y una piñata azul colgada en el techo del primer bloque misma que avistan una añoranza que no se frecuenta con mucha avidez. Todos estos elementos muestran un entorno con espiritualidad, con vestigios de la tecnología del pasado y con tradiciones que develan la época más esperada del año. No obstante, al final solo no pueden observar cómo es que se abre y se cierra el lugar, como el eco de las risas son resguardadas por las paredes, miran los pasos que diario marcan un camino fijo sobre el piso, y tal vez tengan más atención a las caras a esas caras que en momentos se alegran y en otros se entristecen, se enojan; pero al final siempre concentradas.  

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.