Por: Ilse Becerril

Después de que Octavio Paz se sentará un día de 1993 a culminar su obra que lleva por título La llama doble, el historiador Enrique Krauze se atrevió a declarar que en cuestiones del amor, Paz era un platónico.

Krauze, quién remite a la división entre aristotélicos y platónicos, colocó al Premio Nobel de Literatura en la segunda categoría por su concepto acerca del amor, ya que este pensaba que el ser humano solo puede amar a otro ser humano. Ni a la religión, ni a la patria, ni al futbol. Tampoco a nuestros padres, hijos o amigos.

Esta declaración un tanto extremista por parte de Paz, fue en parte porque él consideraba que el amor era un sentimiento que llevaba de la mano al erotismo y la sexualidad.  Sin embargo, no estaba lejos de la realidad. De acuerdo a un equipo de investigadores de la Universidad Seattle Pacific, dirigido por la bióloga Cara Wall-Scheffler, la pareja, es la única persona capaz de cambiar el ritmo al caminar.

Además agregó que son las mujeres quienes marcan el ritmo de una relación, literalmente. Durante la investigación. Se analizaron 11 parejas, así como algunos de sus amigos hombres y mujeres.  Se les ordenó a los participantes caminar alrededor de una pista, primero solos, después acompañados de un amigo, una amiga y finalmente con su pareja. Los científicos descubrieron que al caminar con un amigo, los hombres aceleraron el paso, apenas lo modificaron al caminar con una amiga y adoptaron un ritmo más lento al caminar con la mujer que aman.

Según los expertos, esta conducta podría tener un principio evolutivo. Cuando el ser humano era nómada,  los hombres ponían especial atención de no agotar a las mujeres para proteger su fertilidad.