Por: José M. Viniegra

La obra titulada EL EFECTO se estrena en el Centro Cultural Helénico. Esta puesta en escena, de la dramaturga británica Lucy Prebble, se estrena en México.

La aclamada dramatización de teatro dejará –debería- un efecto de juicio en el espectador antes de acreditar con suma sencillez el uso de fármacos y los experimentos en sujetos de pruebas.

“El interés de Prebble por escribir EL Efecto, nació en 2006, a partir de los encabezados de los periódicos que hablaban sobre las consecuencias de pruebas clínicas con nuevas drogas, llevadas a cabo en una unidad de investigación privada en el Hospital de Northwick. Durante dichas pruebas, seis voluntarios sufrieron múltiples daños en sus órganos”.

La dramaturga decidió que sería bueno abordar el tema del amor por el lado biológico y químico y, a su vez, estudiar las implicaciones soco-emocionales como tales.

En el consultorio de un laboratorio de investigaciones privadas, un psiquiatra tiene intención en encontrar otro fármaco antidepresivo que restaure las ganancias perdidas a raíz de la desacreditación de múltiples antidepresivos que han sido ya prohibidos para su venta; obsesionado con la idea de que el amor, la depresión y todos los sentimientos humanos son un simple pedazo en el cerebro, diminuto y hallado en un lado de éste. Para él, la gente no tenemos sentimientos porque nos pertenezcan, los tenemos –según su soberbia e interés en el dinero- en un instante, meramente en un flujo de sustancias químicas. Su asistente –psicóloga- alega que ella no entró a estudiar a los dos voluntarios que serán sometidos al tratamiento por el dinero, en “pro de la ciencia” y mucho menos para tratar a las personas como meros conejillos de indias: los dos voluntarios pasan de un nivel de actitud normal a los efectos de otra droga más que puede, dado que están a mitad de un experimento químico, tener efectos secundarios; y los tienen: ambos se enamoran, pero uno de los sujetos del experimento se empieza a sentir iracundo, a volverse agresivo todo el tiempo y termina casi muerto; lo único que se salva es su habla y parte de su razonamiento,  luego que el empleo y sobredosis de una droga casi letal terminara en amnesia “temporal”, sin vistas a recuperarse pronto. En tal caso, el otro sujeto nos muestra que, si bien ella consumía sólo un placebo, sufre los efectos positivos del amor y el éxtasis, pero nunca los devastadores efectos de una droga siquiátrica. Al doctor sólo le importa dar por hecho lo que sea bueno en su experimento y reportarlo, pero bloquea –y ambos doctores lo saben- todos los efectos negativos; éstos últimos nunca son reportados.

La actuación es impecable, y no he usado este término en muchas reseñas de teatro. Cuestión de gustos, quizá, pero, al final de cuentas, puedo decirles que el público quedará maravillado de la destreza dramática y el convencimiento de la obra y sus actores, llevándonos al punto en que creemos estar viendo los eventos realmente y en el preciso instante en que se gestan.

Personalmente he sabido que hechos sobre los efectos negativos de muchas drogas no es abordado en resultados médicos, con la intención muchas veces truculenta y ambiciona en el campo financiero, además de una total falta de ética en el trato de pacientes o de sujetos de experimentación. Como aquella pregunta de: “Qué fue primero: el huevo o la gallina”, pregunto: ¿Los químicos en el cerebro dan respuestas emocionales o las respuestas emocionales dan efectos químicos en el cerebro y el cuerpo?

El público tiene la tarea de redefinir si es correcto, como se nos hace creer bajo campañas de negocios, si nuestros sentimientos (tus sentimientos y emociones) son tuyos o, como se indica a veces, sólo un producto de agentes químicos.

La obra estará en el Foro La Gruta los sábados a las 19:00 hrs, del 12 de septiembre al 28 de noviembre. Av. Revolución 1500, colonia Guadalupe Inn, Cd. de México.