EL ESPEJO DE LA NOCHE: Pilar Rioja

Por: Eli “La Panterita” Herrera

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La mujer viento habitó el Teatro de la Ciudad, engalanado para recibir a la más grande bailaora de nuestros tiempos, el reconocimiento a su trabajo incansable, a su trayectoria, disciplina, a la perfección en su ejecución, a su presencia, “antología viva de la Danza Española”.
Pilar Rioja es originaria de Torreón Coahuila, hija de Españoles, aprendió desde muy pequeña las danzas que sus padres le enseñaron; a los seis años baila una jota y comienza así una carrera de más de siete décadas.

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Estudió diferentes estilos de Danzas Españolas, danza moderna y perfecciona con varios maestros su técnica tanto en la ciudad de México como en España.
Pilar ha llevado su Arte a decenas de países, se presentó en la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en Bulgaria, Canadá, Estados Unidos, en Argentina, España, en Cuba, por supuesto en nuestro país, por mencionar sólo algunos, además se le reconoció por ofrecer dos temporadas al año en Nueva York durante 40 años.

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El recinto de Donceles 36 en la colonia Centro se iluminó, vibró de gusto con cada zapateado, con cada jugueteo de las castañuelas en las manos expertas de los bailarines, hombres y mujeres que homenajearon a Rioja, danzas perfectas, dramáticas, exquisitas, hermosas como Pilar. Y ella como la más grande, en pantalla gigante proyectadas algunas de sus ejecuciones en donde pudimos disfrutar de lo que sencillamente llamaría pura belleza.
El programa que se presentó fue: ”Su cuerpo es aire ya; mujer, el viento”, en el que participaron Marien Luevano, Leticia Cosío, Itziar Muguerza, Gabriel Blanco, Sábas Santos, José Miguel Romero, José Luis Negrete y Patricia Cruz. Y el festejo mis amigos de El Alebrije, continúa porque Pilar seguirá creando y vibrando y dibujando vuelos y giros al contratiempo, con percusiones, castañuelas y esa su esbelta presencia.

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Les dejo con las palabras de la propia Pilar “Lo que más te enseña es la vida, la vida misma. Hay una sabiduría que te dan la madurez y los años. Tienes que padecer situaciones tristes y pasar por cosas alegres, aprender a canalizarlas a lo que haces. En lugar de ponerte a llorar en una esquina, mejor conduces todos esos sentimientos al baile”. Y así, afinando técnicas dancísticas saldré al jardín y aullaré con la Luna.

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