Por: José M. Viniegra
Para muchos es posible reconocer en el nombre de Daft Punk la categorización de cierta música; para otros es reconocer música electrónica con toques de house con un “toque francés”; no faltará quien conozca e incluso posea la discografía completa de este dúo francés.
No obstante, la mayoría solemos ver sólo el ápice del éxito que asoma dentro del mainstream musical, como icebergs que despuntan sobre la superficie. La pregunta es: ¿Sabemos lo que hay detrás de ello? La mayoría desconocemos el trabajo hecho y las peripecias sorteadas de cada banda musical, de cada DJ o de cualquier otro tipo de artista. En todo campo sucede esto. Pocas expresiones sobrepasan un par de años y se mantienen en la marcha hasta alcanzar un nivel aceptable.
La misma gente que escucha hablar de un músico o una banda suele albergarle muy paulatinamente en su repertorio mental de nombres y normalmente sucede cuando estos grupos o individuos han transcurrido a duras penas sobre la corriente del tiempo y con pausas casi nulas. Tal es el caso de Daft Punk, y para ello baste ver EDEN, el filme que intenta dar un atisbo a la vida del grupo de música electrónica
que ha despuntado como un pequeño iceberg que asoma en las aguas de un océano de gente desde su creación a finales de los 90, con una carrera de alrededor de 20 años.
Es necesario señalar que la película no lleva la idea tradicional de crear una trama sensacionalista, de reforzar la fama del dúo o de acrecentarla. No es un filme que prometa entretenimiento familiar o individual a la manera tradicional hollywoodense; incluso se acerca más a las propuestas del cine de arte. ¿Por qué? Bueno; la historia no lleva un argumento teatral per se. No usa ningún efecto especial ni alude de manera
inverosímil a la dura, correosa y sencillamente emocionante vida donde está contenida nuestra existencia. Más de una vez hemos escuchado decir que “la realidad supera a la ficción”. Aunque solemos clasificar esta expresión como un espejo de las emociones exacerbadas que nos consumen ante eventos extraordinarios, si bien rutinarios, aplica igualmente para una llana y cotidiana existencia que conlleva éxitos y derrotas; muchas veces más fracasos que un logro destacado.
Cualquiera puede y debería ver el filme; pero es notorio que aquellos que estén interesados en la historia de los Daft Punk o en conocer la sordidez de la existencia de un artista -sea el que sea- previa al éxito, se hallará ante un largometraje especialmente diseñado para ello. Incluso me hace preguntarme si acaso el mismo dúo influyó en lo que debía mostrarse al espectador, puesto que no gustan de la fama. Daft Punk suele más bien mantenerse aparte de ésta y de las altas sumas de dinero, buscando defender su originalidad y el
control dentro de su carrera. Por ello una actitud tan elogiable debería ser reconocida. Ver esta película es un modo de reconsiderar nuestra postura ante la mercadotecnia y relocalizar nuestros juicios de valor. Acá, unas palabras de Bangalter sobre su decisión de firmar con Virgin Records:
“Queremos más control que dinero. No puedes tenerlo todo. Vivimos en una sociedad en la que el dinero es lo que la gente quiere, así que no pueden tener control. Nosotros decidimos. El control es libertad. La gente dice que somos fanáticos del control, pero el control es controlar tu destino sin controlar a otras personas. No
estamos tratando de manipular a otras personas, solo estamos controlando lo que hacemos nosotros. Controlar lo que hacemos es ser libre. La gente debería dejar de pensar que un artista que controla lo que hace es algo malo. Una gran cantidad de artistas actuales son víctimas de no tener control, y no son libres. Y eso es patético. Si comienzas a depender del dinero, entonces el dinero tiene que llegar a un punto para satisfacer tus gastos”.
Eden se estrena en las salas de cine del país este 7 de agosto. Director: Mia Hansen-Løve, Duración: 2h 11m, Guión: Mia Hansen-Løve y Música compuesta por: Daft Punk, Frankie Knuckles, Terry Hunter y Joe Smooth.