Por: Redacción.

El consorcio de pulquerías del Centro Histórico y Grupo Albert, organizan la primer gran Feria de Pulquerías el cual arrancó este sábado 30 y se celebrará hasta el domingo 31 de mayo en el “Cabare-tito” ubicado en Londres 77, zona rosa. “El pulque no es una moda, es una gran tradición que en esta Ciudad de México se vive en las pulquerías”.

Además habrá conferencias y conciertos mientras a la par de degustaciones de las diversas variedades de pulques y bebidas artesanales que sólo las manos mexicanas lograran crear. La cita es a partir de las 10 a las 20 horas. “El pulque no es una bebida en extinción, está en resistencia”.

Este magno evento reunirá en el lugar a más de 15 pulquerías tradicionales y neopulquerías, además se propiciará un acercamiento a la cultura pulquera con la participación de conferencistas y artistas expertos en el sistema de producción cultural que es el pulque. Igualmente habrá presencia de artesanos y músicos.

Vale la pena el acercamiento a esta cultura mexicana que hoy en día demuestra todo su valor y el entusiasmo para que no se pierda una ferviente cultura que ha trascendido por muchos siglos.

Históricamente la Ciudad de México ha sido el núcleo mayor de consumo de pulque, bebida de jugo de maguey fermentado que se produce en el altiplano mexicano por campesinos llamados “tlachiqueros” personajes que han sido guardianes de esta tradición representativa de México.

El pulque es trasladado desde el campo día con día a la Ciudad de México, en donde se expende en al menos medio centenar de pulquerías, siendo que antaño era en miles de ellas. Estos centros de consumo han resistido fervientemente todos los embates posibles que han debilitado el consumo. Sin embargo, en esta década se ha vivido un nuevo aire y preferencia del público joven y su respectiva revalorización.

El pulque no es una moda, es la bebida más representativa de la cultura mexicana, ya que existe desde la época prehispánica y es símbolo de muchas prácticas culturales, mismas que se pueden ver en: la planta del maguey y sus variedades; el paisaje cultural del altiplano en Hidalgo y el Estado de México.

Además de la bebida blanca natural y sus combinaciones de sabor como son los curados; los rezos para su preparación; los tlachiqueros y los jicareros; los tinacales; los juegos como la rayuela o juegos de palabras como el albur; las botanas; la presencia de esta cultura en los murales y en el arte mexicano, además de cientos de creencias y rituales de pueblos indígenas. Esto y más es lo que representa el néctar sagrado de los dioses.