EN RIESGO LA COHESIÓN SOCIAL EN LA POBLACIÓN DEBIDO A EMPLEOS MAL PAGADOS

Por: Redacción

Empleos mal pagados disminuyen la cohesión social

422637_trabajos-mal-pagadosEmpleos mal pagados, sin prestaciones mínimas que garanticen estabilidad y seguridad laboral, erosionan la capacidad de construir y mantener vínculos sociales y disminuyen la confianza ante las instituciones, revela Mercedes González de la Rocha, Doctora en Antropología e Investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, (CIESAS). 

Con más de 25 años de experiencia en el desarrollo de estudios sobre la pobreza así como de antropología urbana y del trabajo, de la Rocha establece que “un empleo precario deteriora fuertemente la cohesión social, genera distanciamiento entre la familia y las amistades y provoca la pérdida de confianza en las distintas instancias del gobierno, partidos políticos, líderes comunitarios y la policía”. 

Comenta que la manera de enfrentar las crisis económicas de los mexicanos ha cambiado, “en los años ochenta todavía se vivía un importante intercambio social a través del uso intensivo de redes de apoyo, ya sea familiares o de amistades, pero esto se ha disminuido la actualidad, ya que el individuo se aísla porque el empleo precario impide retribuir el apoyo que se le ha otorgado”. 

Menos comida, menos educación, más actividades ilícitas 20070410elpepunet_1

González de la Rocha apunta que el modelo económico actual disminuye las oportunidades de subsistencia para los pobres, porque hay una tendencia en la disminución del empleo asalariado, protegido o con seguridad social, lo que implica un cambio en la organización social de los hogares menos favorecidos, que modifican sus estrategias de generación de ingresos. 

En el estudio “Ajustes Privados: Respuestas de los hogares a la erosión del trabajo”, que involucra a países como Indonesia, Uganda, Bulgaria, Mongolia, México, entre otros, la investigadora del CIESAS refiere que esta precarización del empleo provoca que la franja menos favorecida de la población, y como un intento en hacer frente a la adversidad económica, “recurran a cualquier medio para sobrevivir, lo que incluye actividades ilegales, como tráfico de drogas, robo e incluso se incremente la prostitución”. 

“El impacto del trabajo informal en la economía familiar tiende a subir, y hay una reducción importante en el consumo de alimentos considerados de primera necesidad, así como una falta de acceso a la educación y a los servicios de salud”, señala. 

441422_desempleo_jovenes_mexicanosIndica que la proporción de hogares que reducen la cantidad y calidad de los alimentos consumidos es muy importante, y se hace más evidente entre los pobres que entre los no pobres de las zonas urbanas. “Casi la mitad de los hogares pobres de las zonas rurales y seis de cada diez en las zonas urbanas están comiendo pequeñas cantidades de vegetales, frutas, pescado, carne y otros alimentos ricos en proteínas, que se han sustituido con maíz y otros cereales de bajo costo”. 

La Doctora en antropología refiere que el núcleo familiar se ve severamente afectado, ya que las cargas domésticas aumentan entre los miembros de la familia, y dedican más tiempo en el auto aprovisionamiento que antes, aunque la carga la sigue soportando la mujer, ya que además de realizar el trabajo reproductivo, trabaja fuera de casa”. 

La disminución de la cohesión social salarios-trabajadores-jalisco-2

Sobre la pérdida de confianza en el acceso a redes sociales de apoyo y ayuda mutua a causa del desempleo o de trabajos mal remunerados, la investigadora refiere que, según estimaciones del “Módulo de Condiciones Socioeconómicas” del INEGI, el cual es un anexo a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, que proporciona un panorama estadístico de las variables necesarias para la medición multidimensional de la pobreza, los que tenían un grado de confianza alto pasaron de un 8,4% en el 2008 a un 8,1% en el 2010, para caer a un 7,5% en el 2012, mientras que los que contaban con una muy baja confianza cayó del 15,5% del 2008 al 14,9% en el 2010, para ubicarse en el 13,2% en el 2012”. 

El cambio en los hábitos de consumo de los bienes materiales y culturales, como respuesta al empobrecimiento y la creciente precarización del empleo, forma parte de los procesos estudiados por la investigadora. Menciona que en la franja de la población de países estudiados para el análisis de “Ajustes Privados”, casi el 73% de los pobres urbanos y el 67% de los pobres rurales han reducido los gastos en ropa; los gastos de ocio los han disminuido en un 62% en los hogares urbanos y un 49% en los hogares rurales pobres. 

trabajadores-oficios“Pero lo más preocupante –señala la académica- es que alrededor de la mitad de los hogares urbanos y rurales pobres han reducido sus gastos de transporte, lo que puede tener graves consecuencias no sólo para la generación de trabajo y los ingresos, sino también por la capacidad de las personas para mantener el intercambio social y  la interacción con las redes de ayuda entre parientes y amigos”. 

Una mayor desprotección en el empleo hace que haya más obstáculos para la21023016-e1351005300815 ayuda y cooperación mutua, elementos que sin duda forman parte de los procesos de deterioro de la unidad social, y es que al no contar con una estabilidad económica por medio de un empleo bien pagado y con prestaciones, hace que el individuo se aísle porque no ve la manera de poder retribuir el apoyo brindado por algún amigo o familiar. 

Mercedes González de la Rocha establece que, en contraparte, un buen empleo repercute en el bienestar de los trabajadores y de sus familias, y refuerza la cohesión social.  “El trabajo hace una sociedad más solidaria y amable, con más lazos de amistad, confianza y reciprocidad entre los individuos que la componen”, concluye en un artículo que se encuentra en proceso de publicación.

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