Por: Tomás Bustamante
Un experimentado y acaudalado cazador, junto a un honesto joven guía de caza, son los protagonistas de este interesante y amenazante filme independiente de acción y drama.
El consagrado actor Michael Douglas a sus 70 años nos sigue sorprendiendo al hacernos pensar que sale un poco de su zona de confort y nos lleva a una trama peligrosa que transcurre en el desierto de Mojave, pero nos ofrece un personaje al mejor estilo Douglas, con un protagonismo casi absoluto, poderoso, corrupto y sin escrúpulo alguno. Explotando su calidad interpretativa a la cual nos tiene acostumbrados.
Junto a Douglas el joven actor Jeremy Irvine se gana a pulso los aplausos con su papel de Ben, envolviendo al espectador en la trama quienes, más de una vez, nos gustaría gritar con él o brindarle nuestra ayuda.
La historia podría parecer un poco previsible, pero es muy bien trabajada por el director francés Jean-Baptiste Léonetti, quien nos presenta de una manera cruda y casi tangible a estos dos personajes, el veterano que siempre se sale con la suya y el joven que está en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Accidentalmente Madec (Douglas) comete un homicidio y es donde explota la trama, brindándonos un clásico juego del gato y el ratón, dejando a Ben (Irvine) huyendo semidesnudo en el desierto, mientras Madec solo lo vigila para verlo morir.
Es el regreso de un Douglas que muchos extrañábamos enérgico y apasionado, donde además de ser parte del reparto regresa a una faceta con la cual se dio a conocer en Hollywood, la producción. Y de esta manera con una gran calidad técnica, un trabajo de fotografía moderno y meticuloso, nos brinda un filme alejado de los efectos especiales y animaciones digitales que dominan al escena actualmente, los cuales verdaderamente, no extrañamos.