Por: José Viniegra.

Para fanáticos y conocedores de la literatura de Stephen King, o simplemente para quienes le conocemos por sus novelas y sus adaptaciones a las películas, esta fue la ocasión para hablar sobre su trabajo como escritor y de algunos puntos sobre su personalidad.

El Macabro 13 ha recibido puntualmente a los asistentes y de una manera especial a las primeras 30 personas que llegaron desde una hora y media antes a las instalaciones de la Cineteca Nacional, en la sala 3: treinta libros de King son regalados directamente en sus manos. Esto se dio por única ocasión en un convenio con la revista Proceso.

Los autores exponentes, escritores también, del calibre de Rogelio Flores (Adios Pincesa, Rockanrol suicida y El Diablo No Existe), Oscar Luviano (Canción de Cuna para El Hombre Elefante), Rodolfo JM (La Vida Amorosa de las Cigarras), Iván Farías (Entropía, premio Tlaxcala Beatriz Espejo) y Gabriela Damián (La Tradición de Judas), hablaron de situaciones como la doble vida literaria de Stephen King por su otra personalidad o firma: Richard Bachman; su vida alcóholica y drogadicta, así como de su última apuesta por salir del hoyo.

Y es que pareciera que a los escritores (algunos) les sigue esa maldición de las vidas despotricadas en contraste con sus excelencias literarias. ¿Será acaso que este mundo les resulta no sólo demasiado sórdido, sino espantoso, espeluznante, terrorífico; y desean salir a toda costa de él, con las letras y los excesos?

Rodolfo nos habla principalmente de rescatar su calidad humana en cuanto a la disciplina, pues como menciona, y quienes nos hemos dedicado con ahínco a escribir lo sabemos, efectivamente, se requiere de la disciplina de sentarse por horas, durante días enteros desde el amanecer hasta la noche frente a una pantalla (entonces máquina de escribir) para realizar y una obra literaria; y sí, hay de escritores a escritores y cada uno tendremos diferentes metas y alcances; en el caso de King fueron “ladrillos”, y más de uno, los que salieron a la luz, desde casos como el de Carry, la obra que lo lanzara arriba en 1976 en formato de doble pantalla. Gabriela resalta el estudio que se le ha hecho desde un ángulo feminista (y es que ella misma apoya el feminismo -como dijo-) pues se menciona que los papeles femeninos que ha destacado King en todas sus obras ha dado un impulso increíble a la mujer.

Rogelio Flores, quien alguna vez escribiera un artículo sobre el alcohol, el rock ad roll y otros excesos, destacó esa parte de Stephen, nuevamente, pero también hizo mención de que la mayoría de quienes lo leímos o lo vimos mediante el cine tendemos casi la misma edad y sentimos la misma fascinación por la cinefilia, pues entonces la TV por cable era un mito urbano, el internet no existía o no se sabía de él y apenas se divisaban las primeras reproductoras de películas en casa, como los Betta y VHS y formatos anteriores a estos dos. Dos películas encabezaban las listas de horror: El Exorcista y, de Kubrick, El Resplandor, basado en la obra de Stephen King.

También mencionaron su craso error al intentar sostener aferradamente la creación de una serie de seis horas para la tele, donde King dirigió. Los exponentes en la mesa le defienden como antropólogo, creador de intrigas sacadas de lo cotidiano, no discriminatorio, fenómeno cultural y un maestro del terror, además de que todas su obras son “maestras”.

Como sea algo es claro, más allá de que los asistentes en su mayoría son fan de Stephen King: hoy por hoy si no se habla de King como escritor serio, el sólo hecho de haber escrito tanto y mantener su propio estilo, sí… sí lo hace un escritor dedicado, disciplinado y que pasará a la poster; pero, sobre todo, Stephen estará íntimamente arraigado a nuestra generación siempre.