Petite maman: La maternidad de Louise Bourgeois.

Por: José Viniegra.

1533399_10151858663584147_490780579_nEn noviembre del año pasado comenzó la exposición Petite Maman (pequeña mamá) de Louise Bourgeois, misma que se presenta todavía y hasta el día 2 de marzo en la Ciudad de México, en el Palacio de Bellas Artes y que incluye trabajos en acuarela, papel, tela, escultura con diversos materiales e instalaciones diversas. No quisimos perder ocasión de ver esta muestra de su obra, curada por Philip Larratt-Smith en la cual se aborda el concepto de la maternidad desde la perspectiva de una inocencia que se vio trastocada desde corta edad y, tal vez, a lo largo de toda su vida.

Llegando a la explanada del Palacio de Bellas Artes nos recibe esta enorme araña de casi 10 metros de alto y más de 10 toneladas de peso al lado de la cual paseantes y transeúntes se toman fotos para el recuerdo. Pero pocos imaginan que no es la única Maman (así les ha nombrado: “mamá”) hallada en las cercanías: dentro hay otra, aunque de menor tamaño y varios dibujos de la misma. Ellas representan la figura y el oficio de costurera de su madre.

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A lo largo del recorrido que hicimos a través de la obra en Bellas Artes y con el apoyo de un guía, nos adentramos en algunos aspectos de la vida de la autora y su infancia, así como su relación con las figuras: materna, paterna y familiar. También nos apoyamos en algunas fuentes de red y la información obtenida corrobora lo allí visto y escuchado.

1608528_10151858662844147_839182335_nLouise Joséphine Bourgeois nace en 1911 en París, un 25 de diciembre. Su madre es  J. Valérie Fauriaux y su padre Louis Isadore Bourgeois; su hermana mayor, Henriette Marie y su hermano menor  Joseph Alexandre. En su obra deja ver la ruta de salida que le da a sus propias vivencias, aquellas que le marcaron de por vida, entre otras: la muerte de su tío, la pérdida de una pierna por parte del padre, soldado en la Primera Guerra Mundial, la enfermedad de su madre con gripe española y su posterior muerte, el romance prohibido entre Sadie Gordon, profesora de inglés y su padre, la falta de comunicación y afecto con la familia, la muerte del padre y su trato con el psicoanálisis y sus terapeutas; el matrimonio con su esposo, Robert Goldwater, la adopción de un niño y el nacimiento de dos hijos naturales (y con ello la inevitabilidad de esa cantidad casi cabalística de familia, el cinco, un número visible en varias de sus piezas), etc.  Todas ellas dejan marca en ella y confieren construcción para su arte.

Varias de las obras han sido elaboradas a partir de tela de tapicería, hilo y relleno, materiales sacados de su pasado y con los cuales cose historias y pensamientos de su subconsciente. Todo toma forma y sentido en el trabajo de Bourgeois: piezas de bronce y de tela cosida donde muestra, hasta cierto punto, una repulsión por el sexo o al menos una estigmatización de éste como elemento de la naturaleza humana en donde se puede desencadenar el caos, no sólo social y familiar, sino personal. Puede verse en la exposición el predominio de formas fálicas, vulvas y senos (entre más) y otras expresiones que van desde cuerpos desnudos hasta figuras que representan su posterior papel de madre. Muchas de sus figuras permanecen colgadas, con lo que denotan esa fragilidad del ser.1558865_10151858663759147_890647039_n

Encontramos formas de gran tamaño, poco más grande que el tamaño de un cuerpo humano adulto, enormes muñecos de trapo descabezados o sin brazos en los que ella se representa como un ser incompleto. Cabezas sueltas simbolizan múltiples sentimientos o retratan de algún modo a su familia, siendo ella, por default -y como supimos- la más pequeña en tamaño, siempre; pequeños sillones nos dejan entrever una larga espera en la cual asentó mucho de su tiempo.

1533161_10151858663214147_266875065_nVemos instalaciones que contienen materiales desde muy orgánicos, tales como: hilo, tela, estambre, madera, hueso, esencias o perfumes, suéteres y vestidos, hasta otros más sólidos e inertes, como: fierro, caucho, latex, cable de acero, bronce fundido, piedra, etc. Formas que recorren desde las múltiples representaciones de rostros o cabezas con diversas expresiones, hasta figuras con alta carga sexual, cuerpos desnudos, cuerpos sin brazos y sin cabeza, piernas abiertas que paren cuerpos mutilados, arañas de metal o dibujos de arañas, así como también bordados en tela con figuras geométricas, instalaciones hechas con vidrio, madera y malla de metal, las cuales llama ella “células”; relojes, frascos, sillones en miniatura, títeres de tela para tapiz, etc.

Los materiales y las formas son muy variados. Pero la exposición fue curada para poner al descubierto la relación que se guardaba con la figura de la madre, harto cargada de melancolía y nostalgia, así como de incertidumbre por la propia maternidad, un rechazo a los hijos propios y, tal vez, a la propia senectud. Desde las primeras salas de la exposición podemos ver un estilo propio, uno que no es posible clasificar ni aún como surrealismo, al grado de ser tan original que la artista es comparada por algunas personas con nuestra Frida Kahlo, aquí, en México, pues en su obra denota esa angustia, depresión y fuerte contenido anímico que la invade.

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En una opinión personal, puedo decir que es una exposición que vale la pena visitar. Más aún si un guía puede llevarnos a través de ese laberinto emocional que supone la obra de Louise Bourgeois, en el cual entendemos por qué esa comparación con la Frida de México. Hubo un momento en que tuve la clara sensación de que la terapia de psicoanálisis en la artista influyó directamente su obra completa, pues es marcado ese hálito de laberinto mental, como si cada una de las instalaciones y cada una de las cinco salas fueran un paraje en su mente, un atisbo de esa introspección y al mismo tiempo de esa fuga necesaria para sobrevivir a un mundo que resultó difícil de asir por cuenta propia o, al menos, no con facilidad. Quizá nos acerca indirectamente a nuestras propias dificultades y luchas en la vida.1552931_10151858663579147_85977211_n

El horario de visita a la exposición es de martes a domingo, de 10:00 a 17:30 hrs. Los días martes y sábados hay entrada libre a maestros, estudiantes y adultos mayores (cada uno, previa acreditación con credencial). El precio de la entrada general es de 43 pesos y los domingos la entrada es gratuita. El palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México se localiza en Av. Juárez esq. Con Eje Central, Colonia Centro, Delegación Cuauhtémoc. Mayores informes se pueden obtener en el teléfono: 55-12-25-93.

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