Por: Laura Mónica Rodríguez.
Hablar de Mónica Bustos es hablar de la esperanza puesta en una generación de jóvenes escritores. Amable, apasionada, elocuente, sencilla son algunos de los atributos de esta joven escritora paraguaya.
En entrevista con “El alebrije.net”, Mónica nos contó acerca de sus inicios, su trayectoria, los premios que ha ganado en su corta y fructífera carrera así como acerca de su nuevo libro, “Novela B”, basado en el cine del mismo género.
Empezaste tu carrera en la literatura muy joven. Que te impulsó a escribir cuando la mayoría de tus contemporáneos estaban en la fiesta o con las redes sociales como Facebook, Twitter, etc?
Desde chica me gustaba contar historias, dibujaba, hacía como historietas y al aprender a escribir empecé a plasmarlas. Mi papá me compraba cuentos y me gustaba mucho leerlos, y yo pensaba “quiero escribir como ellos” pero no había pensado en ser escritora ni nada. A los 12 años me regaló Cien Años de Soledad, y ahí decidí que quería escribir una novela. Empecé contando cosas de la adolescencia en un espacio y tiempo indefinidos, que mas bien eran rollos existenciales. A los 18 años, terminé el colegio y mi papá como regalo de fin de cursos me dijo que me iba a publicar mi novela. Me emocioné mucho y le pedí al historietista paraguayo Robin Wood que la presentara; el leyó la novela (León Muerto) y me dijo que si a los 18 escribía de esa manera era un orgullo presentarla porque le encantaba y eso me alentó a seguir a escribiendo.
Mi vida se fue entonces enlazando con la escritura, saqué un libro de cuentos “raros” (Complejo de bustos) sobre la locura y enfermedades psicológicas raras; la publiqué yo sola y entonces vi lo difícil que era el imprimir por tu parte y después promoverla en librerías, etc. Seguí escribiendo varias cosas, cuentos, novela, etc., pero a partir de los 19 durante 6 años no publiqué nada porque no había tenido noticias de si se vendían los libros, si alguien los leía ni nada. En el 2010 salió la convocatoria del premio “Augusto Roa Bastos” el escritor más importante de mi país y el ganador recibiría 7,000 euros y la publicación de la novela por Alfaguara, y todo mundo estaba loco por participar por el dinero, y a mí me interesaba por la editorial, porque era Alfaguara; y aunque decidí participar, no me imaginé nunca que iba a ganar, salir en los diarios y demás, yo me emocionaba con sólo saber que la leerían, porque para mí es cuando un escrito cobra vida; de hecho el día que se daba el fallo yo estaba en casa viendo la televisión y me llamaron para decirme que había ganado y yo pensé primero que eran mis amigos jugándome una broma, porque no concebía que entre tantas novelas, un jurado internacional, con escritores consagrados hubiera decidido que la mía era la ganadora; cuando los conocí en persona me dijeron que no podían creer que fuera tan joven y además fuera mujer porque les parecía escrita por un hombre (risas); en ese sentido, lo mismo me leen hombres que mujeres; hay ese estigma de que las mujeres sólo escriben novelas rosa o cosas así. Llegaban a saludarme hombres jóvenes, hombres grandes que habían leído mi novela e incluso la primera que publique (que hasta entonces no sabía que había pasado con ella) y me pasa cuando salgo de Paraguay que se me acercan montón de jóvenes a decirme que leyeron “Chico bizarro y las moscas”.
Actualmente hay un furor con las historias de vampiros, hombres lobos, zombies, etc., por historias como la de Crepúsculo (una novela rosa al final del día). Incluso en el comunicado de prensa se anuncia tu novela como “ideal para esta época de Halloween y día de Muertos”. Que nos ofrece Novela B?
Respecto a los vampiros, siempre pensé en porque siempre tenían que ser blancos, tipo europeo, viviendo en castillos y esa idea que ya nos habían implantado; para esta novela empecé teniendo en la mente una imagen que era una mujer vestida de negro y en medio de una ruta y me preguntaba ¿Quién es esta mujer? Y pensaba “es una vampira” , pero ¿Cómo lo sé? Claro, con todos los prejuicios que a veces tenemos, el que alguien vista de cierta forma o que se vea diferente por algún defecto físico o que se vista de negro ya se piensa que es satánico, o como en la época del hombre elefante que como no se conocía su enfermedad pensaban “es un monstruo” y reflexionaba entonces, ¿Quiénes son los verdaderos monstruos? La gente que se ve normal pero por dentro lleva todos esos prejuicios , o a lo mejor padece de locura y no lo sabemos; por ejemplo tu maestra de escuela puede tener una persona encadenada en el sótano y no tienes ni idea porque se ve muy normal y porque es tu maestra… Entonces pensaba en esta mujer vestida de negro e imaginaba que ella quería ser actriz del cine B, que es un género muy menospreciado, los directores de este cine no son vistos como los demás, no le dieron la misma importancia como a los “grandes actores” de Hollywood, y pensaba que ella quería ser como la chica que interpretaba vampiras y retomando esto de que siempre los vampiros son europeos (aunque vivan en países de América como en una de las novelas de Carlos Fuentes) trataba de imaginar cómo sería un vampiro latinoamericano hasta que un día estaba platicando con un amigo y me decía que era increíble cómo a pesar de ser época de elecciones, la gente en vez de estar preocupados por ello (el robo de votos, las campañas sucias, etc) estaban al pendiente del chupacabras, salía en la televisión, la radio, los diarios…. Y pensé que justo el chupacabras era un tipo de vampiro latinoamericano, y entonces imaginé a este personaje culto, inteligente, amoroso, es decir con muchas de las cualidades que todos buscan, pero con una enfermedad que le llena la piel de escamas y por ello es apartado; la novela trata sobre estas personas normales que convertimos en monstruos al rechazarlos; creo que esa es la principal diferencia de mi novela, traté de explorar el origen del mito del vampirismo pero en Latinoamérica, y ahí entran elementos como los mitos de sangre mayas, los mitos guaranís, los gemelos del Popol Vuh y diferentes historias al norte y sur de la región y mientras más leía más me convencía de que el vampirismo debió originarse aquí por todas las similitudes como el culto a la sangre y a la muerte que existe en nuestros países, y, retomando eso quise crear un nexo entre las naciones latinoamericanas porque tenemos tanto en común que estoy convencida que originalmente éramos como un solo país y después se surgieron las fronteras, es decir, a veces decimos “esto sólo pasa en paraguay”, “esto sólo pasa en costa rica” etc., y por ello la novela empieza con cosas que pasan en un lugar que no tiene nada que ver con el otro , los personajes al principio están aislados y luego se relacionan a través del internet y ahí es donde los relatos se juntan y pasa a ser una novela con todas sus conexiones .
Tu que viviste en México, que similitudes o diferencias ves de los jóvenes de Paraguay con los de México, como ves a tu generación?
Me sorprenden mucho porque cuando voy a las presentaciones se me acercan muchos chicos y me dicen cosas como “yo también escribo y el verte me da esperanza”, “yo creí que era un sueño inalcanzable pero al ver como tu publicas y escribes veo que es posible”. No sólo son escritores, también músicos, cineastas que quieren cumplir sus sueños. Desgraciadamente muchos simplemente se rinden; si yo me hubiera rendido cuando me dijeron cosas como “acá en Paraguay los escritores no trascienden las fronteras”, “los escritores se mueren de hambre” o “nadie lee literatura paraguaya”; la forma en que trataron de aplacarme, de pisotearme y de tratar de devolverte a la “realidad” cuando te dicen “estas escribiendo, bien, pero, realmente ¿qué quieres hacer?” (risas) y yo no puedo dejar de escribir, no tanto por formación sino porque escribo lo que siento, y que me dijeran que nadie apoya a los jóvenes escritores o que nadie me iba a leer, pues no me importó mucho porque ¿qué iba a hacer? Dejar de escribir no era una opción para mí. Es por estas cosas que muchos deciden no continuar, por todo lo que les dicen y yo trato de darles ánimos entonces a los que si quieren seguir sus sueños. No puedo decir que no leen tantos libros, porque conozco chicos muy jóvenes que si leen mucho, otros me dicen que nunca habían leído nada y mi libro fue el primero que terminaron y pues eso es lo importante, que arranquen con algo, porque están rodeados de la televisión, el cine, que tiene otro ritmo, otro lenguaje y entonces creen que no van a encontrar eso en un libro, creen que va ser lento, que va a ser aburrido; yo también edito video y por eso cuando me escribo , me imagino que estoy editando y trato entonces de darle ese lenguaje para llegar a ese público que está acostumbrado a ese estilo de concebir una historia. Creo que en todo Latinoamérica la juventud es parecida y hay de todo, están los que ya no les interesa más nada porque están desesperanzados, y otros que se aferran a su última esperanza, que dicen yo voy a seguir y capaz logro algo.
A veces la gente ve a los escritores como gente muy lejana, ¿Qué hace Mónica fuera de su vida de escritor?
(risas) Ah, es complicado porque nadie me cree cuando me llaman y me dicen ¿Mónica que estás haciendo? Y contesto: escribiendo, y dicen “no ya en serio” pues si, escribiendo… Me gusta mucho ver películas aunque a veces me desespera ir al cine porque hay mucha gente y no se callan. Me gustan las películas de terror, las de género, me encanta Suspiria por ejemplo, las de Tarantino, en las que aprendí mucho sobre la visión y el modo de contar historias, creo que es una de mis mayores influencias. De hecho cuando me entregaron el premio por “Chico Bizarro y las moscas” todos decían “ es una novela tarantinesca” y esa no era la intención, no quería que se notara cuanto me
gustaba Tarantino (risas) porque además no es el único, capaz que me gusta más David Lynch, me parece que es el que mejor expresa lo que sientes cuando sueñas, lo que ves en tus pesadillas. En la música me gusta Bob Dylan, me encanta Patti Smith. Para esta novela yo quería meter algo sobre música metal, ya que el personaje femenino tiene un alma adolescente y pensaba en que tenía que escuchar música que les gustara a cualquier adolescente, que le encontrara mensajes ocultos, pero luego pensé que está muy trillado eso de que el metal tiene mensajes satánicos , por lo que opté mejor en darle un toque simpático, que tuviera algo que no imaginarías en un personaje de terror, darle esos giros de tuerca y que en momentos donde se todos pensarían que va a ser siniestra, escuchara un paso doble o “you know my name” de los Beatles que le da un toque más raro. En la novela se habla mucho de las drogas, algunos de los personajes usan mariguana, otros LSD, cada uno tiene su droga favorita y hablan de la psicodelia por eso pensé mucho en los Beatles que se veían muy tranquilos y fueron los primeros en experimentar con el LSD de hecho uno de los personajes se hace llamar Lucy in the Sky (las polémicas iniciales) y por eso ya no metí el metal. Pero he tenido oportunidad de estar en contacto con él, mi cuñado organiza conciertos y justo me decía que los más ordenados, el público perfecto, es el metalero, para el es el mejor y el peor, el más odioso, el que más desastres causa y que ya no quiere organizar conciertos más nada, es el de artistas como Justin Bieber.
Me da la impresión de que creciste rodeada de mucha cultura.
Mis papás son pintores, tienen un instituto de arte donde crecí rodeada de gente que le gusta la pintura y la cultura. A mi también me gusta pintar pero sólo lo hago para mí, porque mi papá lo hace muy bien y me da pena mostrar algo mío.
Dado que empezaste tan joven, ¿estudiaste alguna carrera? Porque siempre se cree que los escritores estudiaron letras o algo similar.
Estudié ciencias de la comunicación; tuve la suerte de que me tocaran en la preparatoria maestros que tenían mucha sensibilidad y me animaban, porque a mí me gustaba escribir pero no sabía que lo hacía bien, pensaba que todos escribíamos igual, que cada quien tenía su propia novela al final, y me decían que tenía que seguir, por lo que tenía dos opciones, Letras o Ciencias de la Comunicación y me llamó esta última porque tiene mucho que ver con la redacción y tiene medios audiovisuales, además que Letras no quería porque sentía que en cierto modo me iban a estructurar la manera que ya tenía de escribir, de plasmar lo que me es esencial, no quería que me determinaran como describir algo o como escribirlo, por ejemplo yo empiezo por describir el vacío y un profesor me iba a decir “no, empieza por describir que hay en la pared”; no lo digo en una forma despectiva, no es “nadie me puede enseñar” sólo quería preservar mi estilo .
¿Qué sigue para Mónica?
Seguir escribiendo. Estoy a la mitad de otra novela que no quiero ponerle una clasificación aunque me dicen que es de terror porque hay mucha sangre en ella (risas) pero aún no se bien hacia dónde va. También seguir presentando “Novela B” en México, que las personas conozcan la historia y los personajes y me encantaría si algún día llegara al cine; por lo pronto ya está a la venta en todas las librerías.
¡Un saludo para los lectores de El Alebrije.net y un abrazo bizarro para todos!