Por: Juan Marcos Sánchez.

El festival Macabro cumplió uno de sus más difíciles compromisos y exhibió la cinta El Exorcista en la explanada del Museo Panteón San Fernando. A pesar de que en días pasados la lluvia vespertina había sido la constante, la gente llegó puntual a las 7:00 pm para ganar un sitio cerca de la pantalla. La función inició cuando el Sol dio paso a la oscuridad necesaria para proyectar la ardua batalla entre el padre Merrin y el padre Karras contra Pazuzu.

El nivel de convocatoria parece que excedió a lo esperado por Macabro. El equipo de audio se quedó corto y muchos de los asistentes prefirieron irse al no poder escuchar a Linda Blair blasfemar o por no alcanzar a leer los subtítulos. Aun así la explanada lució repleta y el público se aterrorizó con la famosa escena de la caminata arácnida casi tanto como cuando un roedor decidió salir de su guarida y asustó a una sección de los espectadores. El incidente lejos de acabar con el entusiasmo, le agregó un toque cómico a la función.

Un aspecto a pulir para futuras proyecciones fuera de las salas cinematográficas está en la seguridad. Y es que el Panteón comparte la explanada con un parque cuya población habitual es la de vagabundos, ladrones y sexoservidores; los cuales se fueron acercando a medida que terminaba la película; sobre todo porque las dos patrullas que protección civil acordó mantener en el evento se retiraron para encargarse de un grupo de revoltosos. Y aunque el staff de Macabro se mantuvo atento, era palpable la tensión provocada por unos individuos que incluso amenazaron a algunos asistentes.

La experiencia obtenida por los organizadores seguramente se verá reflejada en los siguientes festivales. Aunque la función de cine tuvo sus problemas, sería un grave error renunciar a estos espacios y terminar de cederlos a la inseguridad. El festival Macabro seguirá en sus diferentes sedes durante la última semana de agosto.